La llingua retoma protagonismo en la política asturiana. Si en la víspera había sido un cartel polémico de la Plataforma contra la Cooficialidad, que convertía a Puigdemont y Otegui en compañeros de viaje de Adrián Barbón, ayer las chispas saltaron por una intervención de Berta Piñán en la Junta General del Principado realizada en correcto asturiano. La consejera de Cultura, Turismo y Política Llingüística empezó a exponer los planes de su departamento en la lengua vernácula hasta que Gloria García, diputada del PP, pidió que se suspendiera la sesión y se prosiguiera con traducción simultánea. Ignacio Blanco (Vox) advirtió que cuando él interviniera lo haría en inglés, lengua no oficial, pero mejor conocida por los diputados que la llingua. La presidenta de la comisión solicitó a Berta Piñán que hablara en castellano y, luego, la consejera dijo que se había sentido humillada. El incidente terminó con una intervención de Adrián Barbón en las redes sociales diciendo que la «extrema derecha ha impedido hablar en asturiano en la Junta General del Principado».
¿Por qué tanto alboroto? Por la cercanía de las elecciones. La llingua entra en campaña y es utilizada como arma arrojadiza para lograr votos. Un pequeño sector del cuerpo electoral otorga el sufragio en función del trato que den los partidos a la llingua. La cooficialidad es una seña ideológica que cultivan determinados sectores de la izquierda y rechaza la gente de derechas. Lo resumo sin entrar en matices. Soy consciente de que hay gente de derechas que quiere la cooficialidad, pero en nuestra región son muy pocos comparado con lo que ocurre en Galicia, País Vasco y Cataluña con las lenguas vernáculas. La ausencia de una burguesía nacionalista es una debilidad del movimiento asturianista. Berta Piñán sabe perfectamente que en la Junta General del Principado sólo se puede utilizar el castellano, aunque se da licencia para pronunciar unas pocas palabras en asturiano, pero hizo el gesto militante para identificar la llingua con el Principado a un mes de las elecciones. El papel de Berta Piñán lo suelen jugar los diputados díscolos de formaciones minoritarias; es la primera vez que veo un incidente de esa naturaleza provocado por un consejero de Gobierno. En Vox están felices por haber encontrado un argumento fuerte.
En Asturias se acumulan los problemas. Cada día que pasa surgen nuevos datos negativos. En ese contexto discutir en qué lengua debemos hablar es una frivolidad.