Las preguntas planteadas por la oposición al Gobierno regional estuvieron, sobre todo, centradas en la problemática industrial. Hablar de cuestiones industriales significa referirse a Vesuvius. El consejero del ramo, Enrique Fernández, no dijo nada novedoso, pero se refirió con pasión al conflicto, al decir que Asturias recibió a la empresa «con su mejor capital humano». También le concedió subvenciones. El consejero dijo que el expediente de regulación de empleo es una deslocalización y reconoció que el Principado tiene las manos atadas para actuar en los ámbitos estatal y europeo. La multinacional, con sede en Gran Bretaña y con 59 fábricas repartidas por 41 países, en ningún momento ocultó que su intención es marcharse de España; por eso presentó un expediente de extinción de la actividad. Lo mismo hizo Alcoa hace casi un año y la lucha de los trabajadores, el apoyo de la gente y la intervención del Gobierno central y del Principado hicieron que los americanos cambiaran de opinión. La dirección de Vesuvius no quiere negociar sobre la decisión tomada, veremos si mantiene esa postura en las próximas semanas.
En la Junta General del Principado, Ángela Vallina señaló algo que se masca en el ambiente: las escasas posibilidades de revertir la solución pasan por la firme implicación del Ministerio de Industria. El hecho de que dentro de un mes haya elecciones opera a favor de la intervención del Gobierno. La conexión, Adrián BarbónAdriana Lastra-Pedro Sánchez debería dar los frutos deseados. No creo que la ministra, Reyes Maroto, haya quedado agotada por mediar en el expediente de Alcoa. En Asturias hay mucho trabajo por hacer para una ministra de Industria.
La portavoz de IU pidió al Principado que convocara a partidos y agentes sociales para firmar un gran pacto que dé respuesta a los problemas industriales. En la política española pedir pactos de Estado queda muy bien, pero en la práctica son intranscendentes. Partidos y agentes sociales piensan lo mismo sobre esta materia, pero poco más pueden hacer que firmar un manifiesto. Las dos principales demandas, bajar el precio de la electricidad y aprobar un arancel ambiental, quedan lejos de su competencia. Abaratar la energía hasta ponerla al nivel de Alemania es tarea para un gobierno con mayoría absoluta. Y aun así, lo veo difícil. El arancel ambiental es todavía más complicado. Fuera de la Cámara, hay quien dice que a Asturias sólo le queda el pataleo de una huelga general.