A finales de agosto, Pedro Sánchez había finalizado las reuniones con colectivos sociales (sindicalistas, feministas, gente de la farándula, etc). Unos días más tarde iba a reanudar la ronda de contactos con los grupos políticos para tantear las posibilidades que tendría de ser investido presidente tras el revolcón recibido en julio. Una coyuntura muy interesante para ejercer algún tipo de presión sobre los hipotéticos socios parlamentarios. Justo entonces, María Jesús Montero, ministra de Hacienda, blandió un informe de la Abogacía del Estado que avalaba su pretensión de retener 4.500 millones de euros que debían ser transferidos a las comunidades autónomas. Un golpe para las finanzas de las regiones que contaban con ese dinero. Los presidentes autonómicos pusieron el grito en el cielo y apesadumbrados se dispusieron a meter la tijera en las partidas del gasto para poder cuadrar las cuentas. La Generalitat de Cataluña fue a los juzgados para reclamar su dinero. El Principado veía como se esfumaban cerca de 200 millones. La Abogacía del Estado respaldaba los razonamientos que ya había esgrimido la ministra: un gobierno en funciones y sin haber aprobado los presupuestos del Estado no puede transferir a las comunidades el dinero anunciado porque quitaría al futuro gobierno la capacidad de decidir sobre esos recursos. Muy difícil de entender, pero no es la primera vez que es complicado asimilar la prosa jurídica.
La coyuntura política ha cambiado, dentro de un mes habrá elecciones. Ya no hace falta buscar socios para una hipotética investidura. Los líderes se aprestan a seducir al electorado y el Gobierno socialista sabe hacer muy bien esa tarea como nos lo demostró el pasado invierno con los famosos ‘viernes sociales’. María Jesús Montero comunicó a la opinión pública que la Abogacía del Estado da luz verde a la entrega de los 4.500 millones a las comunidades autónomas, para regocijo de los ejecutivos autonómicos. El informe jurídico dice que ahora es posible desprenderse del dinero, porque como hay elecciones en noviembre no habrá tiempo de formar un nuevo gobierno, así que es imposible quitarle poder de decisión. Una argumentación de una hondura jurídica notable. Por cierto, Pedro Sánchez acaba de decir que en diciembre habrá gobierno. Montero se fue arriba y dijo que la decisión garantiza la autonomía financiera de las regiones aunque no haya gobierno ni presupuesto. Esta mujer tiene un futuro político espléndido.