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Juan Neira

LARGO DE CAFE

POLÉMICAS FISCALES

El Gobierno quiere establecer por ley un tipo mínimo en los impuestos de Patrimonio y Sucesiones y Donaciones, de tal manera que los gobiernos autonómicos podrán gravar más a los sujetos afectados por dichos impuestos, pero nunca menos. Al fijar un tipo mínimo quiere acabar con la supresión de esas figuras fiscales por la vía de las bonificaciones, tal como han hecho algunas regiones gobernadas por el PP. La medida pedida insistentemente por las comunidades gobernadas por el PSOE choca contra el principio de autonomía fiscal que ha costado implantar en la política autonómica.

Durante un largo periodo el Ministerio de Hacienda se responsabilizaba de los ingresos de las regiones y estas solo pensaban en la forma de gastar. De ahí les vino la fama de manirrotos a los gobiernos autonómicos, porque actuaban como menores de edad que piden la paga semanal a los padres sin importarles el estado de la economía familiar: «solo piensan en gastar». A partir de 1993, con la cesión del 15% del IRPF e IVA a las regiones las cosas empezaron a cambiar. En la actualidad, el panorama es muy distinto porque los gobiernos autonómicos reciben la mitad de la recaudación de los dos principales impuestos (IRPF e IVA) y el 58% del cuarto tributo (Impuestos Especiales: hidrocarburos, alcohol, tabaco). No sólo gestionan la recaudación, sino que tienen capacidad normativa, y así vemos cómo ganando lo mismo se paga más en unos territorios que en otros. Las comparaciones empezaron a ser inevitables y los contribuyentes que tienen amplia capacidad de decisión se trasladaron a vivir a las tierras donde se pagan menos impuestos.

La polémica se hizo especialmente viva en torno a los impuestos de Patrimonio y de Sucesiones. El patrimonio es fruto del ahorro de las rentas obtenidas y ya fue gravado en el IRPF. En otras palabras: se paga dos veces por la misma cosa. La crítica más acerada recae sobre el Impuesto de Sucesiones. No se acepta que unos bienes que ya tributaron o tributan, tengan que sufrir un nuevo gravamen por el hecho de cambiar de padres a hijos. La típica tienda en la que trabaja la hija y tiene que pagar por recibir la titularidad del negocio. En Asturias establecimos un nuevo récord, el pasado año, con más de 2.000 renuncias a herencias por imposibilidad de pagar el Impuesto de Sucesiones. Somos los líderes del pelotón autonómico en esta materia. En Madrid, el impuesto tiene una bonificación del 99%. El Gobierno quiere acabar con tanta generosidad.

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por JUAN NEIRA

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