Arranca la campaña electoral. José María Figaredo (Vox) afirma que el PSOE es el culpable de la situación crítica que atraviesa la industria asturiana. Qué fácil sería enderezar la situación de la industria si la causa de sus problemas estuviera en los socialistas. Con poner a otro partido en el gobierno se acabarían las dificultades. Sin embargo, el PSOE no es responsable de la sobrecapacidad de la siderurgia a escala mundial, ni de que la subida de aranceles de Trump traiga como consecuencia la entrada en España de acero turco, ni de la subida del precio del CO2 en el mercado. Sí pudo ser más diligente a la hora de compensar a las industrias por el coste de la electricidad, pero no nos engañemos, la energía tiene un precio elevado desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, desde 2012 (cuando empezó a gobernar Rajoy) el suministro eléctrico a las industrias estuvo siempre por encima del que se pagaba en Francia o Alemania. El mercado eléctrico no es producto de una política perversa de Sánchez. Las cuestiones complejas no pueden reducirse a planteamientos simples, ni siquiera en época electoral.
Adrián Barbón dice que en estas elecciones España se juega avanzar o retroceder. Todas las elecciones generales tienen la forma de encrucijada. Los españoles decidimos qué camino tomar. Las democracias más avanzadas están en países con un capitalismo robusto. En esas naciones, las elites políticas comparten el 70% de los postulados y discuten sobre el resto. Se vote socialdemócrata o liberal, el curso político sigue por el camino previsto. En España, la alternancia entre PSOE y PP no produjo sobresaltos. El bipartidismo asumió la necesidad de dar estabilidad al sistema. Puede que ahora, con una escena pluripartidista, también ocurra, pero hay que verificarlo. ¿Firmarían los cinco partidos parlamentarios (PSOE, PP, Ciudadanos, Podemos y Vox) un acuerdo como el Pacto de la Moncloa en un momento de recesión? Lo dudo.
Ignacio Prendes (Ciudadanos) considera que sólo Albert Rivera pondría a España en marcha. Nuevamente, los poderes taumatúrgicos de los líderes. En lo único que coinciden todas las encuestas es que el ganador de las elecciones estará lejos de la mayoría absoluta. Así que la cosa no va a depender de Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias o Abascal, sino de la mayoría parlamentaria que rompa el bloqueo institucional. Hace falta poner en marcha a España tras los últimos seis meses de pausa, pero para ello es preciso pactar.