Entre las preguntas parlamentarias al presidente del Principado, Ignacio Blanco (Vox) se interesó por una hipotética subida de impuestos del Gobierno socialista para financiar los servicios públicos. Adrián Barbón dijo que no contempla ningún aumento de la presión fiscal, con la excepción de una novedosa tasa para las casas de apuestas. De esa forma, sin esperar a ver qué nos depara la negociación presupuestaria con la oposición, ya sabemos un hecho muy importante para valorar el proyecto de las cuentas regionales para 2020. Me parece un acierto que se mantenga constante la presión fiscal, ya que es la única manera de disciplinar el gasto corriente. Cito al gasto corriente porque la inversión es la pariente pobre en casi todos los presupuestos del mapa autonómico. Se han tomado los gobiernos regionales tan en serio su competencia sobre la sanidad, la educación y los servicios sociales, que dan a la inversión productiva el valor de asignatura optativa. Si los gravámenes fiscales se mantienen sin variación, cualquier incremento del gasto tiene que costearse recurriendo a la deuda. Hay otra posibilidad, mucho más conveniente para el saneamiento del sector público, que consiste en reducir algunas partidas para compensar el incremento de otras. Así cuadraba las cuentas José Barea desde la oficina presupuestaria instalada en la Moncloa en la primera legislatura de Aznar. Huelga añadir que en aquellos años el profesor Barea no hizo muchos amigos.
Recientemente, tanto la Comisión Europea como el Banco Central Europeo han avisado de que en España no hay margen para subir o bajar impuestos. Mejor dejarlos como están y hacer una política presupuestaria que no añada más déficit y dedicar cualquier superávit a reducir el nivel de deuda. Soy consciente de que la deuda no está entre las preocupaciones de gobiernos y oposiciones de las autonomías. En Asturias siempre saca la clase política a relucir que somos de las regiones menos endeudadas. Es cierto, hay otros que están peor, pero a nosotros pagar intereses y hacer frente a amortizaciones nos supone un desembolso muy importante, ya que después de la sanidad y la educación es la tercera causa de gasto público. Hace bien Barbón en no subir los impuestos. Espero que en la negociación de las cuentas los grupos de la oposición estén a la altura de las circunstancias. A ver si no hay algún portavoz que da la nota exigiendo bajada de impuestos y, a renglón seguido, proponiendo elevar el gasto.