Constatado que ERC es la pieza fundamental en la investidura de Pedro Sánchez, los socialistas tratan de convencer a su potencial socio con ventajas jurídicas, políticas y económicas. El PSOE acepta retirar algunos recursos de inconstitucionalidad y ofrece, para el próximo año, un nuevo sistema de financiación autonómica donde la posición de Cataluña quedará muy mejorada e incrementar las inversiones destinadas a esa región en los presupuestos generales del Estado. De estas tres cuestiones afectan directamente a Asturias, la negociación del modelo de financiación y el reparto de inversiones en clave política. De los dos asuntos que nos conciernen hay uno que es fácil de resolver y el otro es muy complejo. Hacer mayores inversiones en una región por criterios de preferencia política es algo que han practicado todos los gobiernos sin excepción. Basta recordar que si la primera línea de alta velocidad fue Madrid-Sevilla no se debió al mayor flujo de pasajeros (muy superior entre Madrid-Barcelona), sino por los intereses electorales del PSOE de Felipe González. Ya en el proyecto de presupuestos de Pedro Sánchez, rechazado a principios de año, la inversión en Cataluña crecía en 900 millones de euros sobre el ejercicio precedente. Si la investidura lo requiere, se doblará la cifra. Siendo injusto ese proceder no me parece especialmente preocupante, porque los presupuestos se elaboran cada año y todo lo que sube es susceptible de bajar. Cosa bien distinta sería si en el acuerdo político con ERC contemplara, por ejemplo, compromisos de inversión a diez años para reparar un supuesto agravio histórico, o la recuperación efectiva de la cláusula estatutaria de invertir un porcentaje igual a la cuota que representa la economía catalana en el PIB de España. Entre otras razones porque ese Estatuto de Autonomía lo tumbó el Tribunal Constitucional.
Aprobar un nuevo sistema de financiación dando trato de favor a Cataluña es inadmisible. Aceptarlo sería empobrecer a Asturias por muchos años, y como Asturias, otras muchas comunidades autónomas. Pedro Sánchez quiere aprobar un nuevo modelo en 2020, pero ya le aseguro yo que no va a ser posible. Un gobierno de coalición y sin mayoría absoluta no remedia ese carajal en un año. Ahora bien, puede lograr su objetivo por la vía de los fondos (Fondo de Liquidez Autonómica, etc. ), que fue el mecanismo creado por Rajoy para hacer un traje a la medida de Cataluña y perjudicar a los territorios pobres.