El Rey inició la ronda de consultas con los portavoces parlamentarios, paso obligado para encargar a un líder la misión de ser investido presidente de Gobierno por el Congreso de los Diputados. La audiencia comenzó por los grupos que tienen menos diputados, siendo Martínez Oblanca el primer representante que se entrevistó con el Jefe del Estado, en nombre de Foro. Tras él desfilaron los portavoces de Teruel Existe, Partido Regionalista de Cantabria, Compromís, Nueva Canarias, Coalición Canarias, Unión del Pueblo Navarro, Galicia en Común y Más País. Explicito esta larga relación porque demuestra la quiebra del actual sistema de representación. Cuando el bipartidismo mostró síntomas de agotamiento tras el desgaste político causado por la crisis económica, se amplió el arco parlamentario con dos grupos de dimensión nacional, Podemos y Ciudadanos. El remedio fue peor que la enfermedad y el sistema institucional colapsó.
Desde diciembre de 2015 estamos inmersos en una larga interinidad que se dividió en cuatro breves legislaturas. Ante este escenario, el electorado, con su voto, optó por fragmentar aún más la representación parlamentaria poniendo en manos de grupos que sirven a intereses locales o regionales la responsabilidad de asumir los problemas del Estado. Soy muy reacio a aceptar que el minifundismo político sea una solución para España.
Comprendo que esta reflexión quede en un segundo lugar ante el espectáculo de ver la gobernabilidad en manos de un partido, como ERC, que ha demostrado la mayor insolidaridad y el menor respeto por la legalidad constitucional. PSOE y ERC celebran encuentros secretos donde discuten sobre lo que deben decir en las reuniones oficiales. El pasado lunes tocó ensayar y el martes se representó la comedia de la negociación para todo tipo de públicos. Dos horas y media condensadas en un comunicado: «constatamos avances en la defensa de los instrumentos necesarios para encauzar el conflicto político». La situación es tan absurda que Adriana Lastra, José Luis Ábalos y compañía celebran sucesivas reuniones con Gabriel Rufián y los suyos para negociar cómo será la verdadera mesa de negociación. Todo el país pendiente de la mesa que negocia la composición de una futura mesa. Claro que la situación puede degradarse mucho más con la decisión del Tribunal de Justicia Europeo sobre la hipotética inmunidad parlamentaria de Oriol Junqueras. Jueces lejanos pueden cambiar la política española.