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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL PEOR COMIENZO

A la segunda votación, Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno por una mínima ventaja de dos sufragios: 167 a favor, 165 en contra. Podríamos decir que la votación oral y el recuento realizado por la Mesa del Congreso de los Diputados fue lo único que se desarrolló de la sesión parlamentaria según los patrones comúnmente aceptados por todos. El resto fue penoso. Un desastre.

La división entre la izquierda y la derecha, muy visible en el debate antes de la primera votación, se reprodujo de forma aún más intensa. La ceremonia de la investidura duró tres días (sábado, domingo y martes); la tensión, los insultos, las descalificaciones y los gestos intolerantes fueron ‘in crescendo’, cada jornada más que la anterior. Hay que acabar con las malas prácticas antes de que se conviertan en rutina y degraden de forma irreversible la actividad parlamentaria. Los dos principales grupos (PSOE y PP) son por razón de su tamaño los más responsables. Con independencia del juicio que nos merezca a cada uno, Pedro Sánchez debe ser presidente, porque reúne dos condiciones: ganó las elecciones y, sobre todo, porque no hay una mayoría alternativa. La otra salida eran las terceras elecciones, porque PSOE y PP no quisieron llegar a ningún tipo de entente. Los partidos de la derecha tienen todo el derecho a criticar a determinados grupos que pactaron con el PSOE, particularmente, ERC y Bildu, que hacen política en contra de los intereses de España. La responsabilidad de un presidente de Gobierno de España exige responderles desde la tribuna, máxime cuando ocurre algo tan vergonzoso como lo que ocurrió ayer con Montserrat Basa, portavoz de ERC, que se permitió decir: «Me importa un comino la gobernabilidad de España». Como mínimo, a esa señora hay que advertirle de que se equivocó de sitio cuando se enroló en una candidatura al Congreso de los Diputados. De poner cordones sanitarios a alguien, que sea a Bassa y a sus camaradas.

Todos los actos del Jefe del Estado en una monarquía parlamentaria están refrendados por responsables institucionales. No tiene sentido someterlo al rifirrafe del debate parlamentario, salvo que se le quiera dañar por ser símbolo de la unidad de la nación y principal representante de España en el extranjero. Sánchez y Casado deberían hablar de estos asuntos. Acabamos de empezar la legislatura, todavía hay tiempo de corregir los errores. El presidente y el líder de la oposición tienen una responsabilidad muy grande.

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por JUAN NEIRA

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