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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LAS EXIGENCIAS DE LOS ‘INDEPES’

La decisión de Pedro Sánchez de retrasar una semana la formación del Gobierno no guarda coherencia con haber habilitado el pasado domingo para el debate de investidura. Tanta prisa para ser elegido presidente y tanta calma para nombrar los ministros. El líder socialista tiene otros asuntos más urgentes, como llamar por teléfono a Torra para fijar las condiciones del próximo encuentro que significará el retorno al espíritu de Pedralbes. Durante una larga temporada el presidente catalán le llamaba incesantemente sin poder pasar de la centralita de la Moncloa, y ahora que Pedro Sánchez ha dejado de estar en funciones es más condescendiente con el vicario de Puigdemont que cuando era interino. Cuanto más papel tenga Torra en la negociación, más difícil será para los socialistas alcanzar un pacto con los independentistas. Con ERC no será fácil, pero están interesados en llegar a un acuerdo, pero Torra y Puigdemont están en la tesitura de exigir la autodeterminación y, en caso de rechazo, plantear otra vez la declaración unilateral de independencia. Como asunto menor cabe reseñar que con la comunicación telefónica entre Moncloa y Generalitat, Pedro Sánchez vuelve a desdecirse.

El papel estratégico de ERC en el equilibrio de la nueva mayoría parlamentaria y las decisiones de las instancias judiciales europeas y de la Eurocámara han cambiado las expectativas de los independentistas que empiezan a concebir la posibilidad de llevar adelante sus planes por vía de facto y rendición de Madrid. Ejemplo de ello es la petición del ‘Govern’ de que el Estado se retire de todas las causas en que está personado contra los independentistas. Si el Tribunal Supremo ratifica la inhabilitación de Torra es imposible que las huestes de Puigdemont se avengan a un acuerdo con Pedro Sánchez en la mesa de negociación. Para aumentar la confusión, el ‘Govern’ planea que en la mesa del diálogo estén también sentados Ómnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana. Hay gestos, peticiones y discursos que recuerdan mucho la época de auge del ‘procés’, allá por el otoño de 2017. En esta ocasión cuentan con dos bazas muy poderosas que entonces no existían: la llave que otorga la viabilidad del mandato socialista («si no hay mesa no hay legislatura»), y la complicidad de un sector del Gobierno representado por el vicepresidente Iglesias y los ministros ‘podemitas’. Sánchez necesita ganar tiempo para poder aprobar el presupuesto, antes de enrocarse en el poder.

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por JUAN NEIRA

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