Con la toma de posesión de los ministros empezará la singladura del Gobierno de coalición. Hay dos objetivos destacados: la desactivación del desafío independentista y el logro de metas sociales, como la elevación del salario mínimo hasta el 60% del salario medio de la legislatura, una cifra que estará en el entorno de los 1.200 euros mensuales. De puertas adentro, socialistas y ‘podemitas’ saben que en la actual coyuntura, donde la gobernabilidad depende de muchas fuerzas, los cimientos deben empezar a ponerlos ellos, siendo capaces de cohabitar en el mismo Ejecutivo, pese a la dificultad que entraña al tratarse de dos grupos procedentes de culturas políticas distintas. A corto plazo el reto es llegar a un mínimo acuerdo con los independentistas. Los mayores problemas vendrán de JxCat, ya que Puigdemont y Torra querían que Pedro Sánchez fracasase en su intento de ser investido presidente.
Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) está por la labor de dialogar y pactar, pero ha puesto muy alto el listón de sus pretensiones, que cifra en la amnistía y un referéndum de autodeterminación. Para terminar de complicarlo está la previsible convocatoria de elecciones anticipadas para Cataluña que se pronostican para antes del verano. La competencia entre JxCat y ERC no permitirá a las huestes de Junqueras rebajar sus objetivos. También hay que tener en cuenta que el Parlamento Europeo asumió la tesis del Tribunal Supremo, despojando a Junqueras de la condición de eurodiputado al estar condenado por sentencia firme. El día de Reyes le fue reconocido el derecho a ser miembro de la Eurocámara y una semana más tarde le quitan el escaño. Pierde el burladero de la inmunidad y no podrá optar a cargos públicos. Visto lo anterior, el magistrado Llarena cursó el suplicatorio al Parlamento Europeo contra Puigdemont y los consejeros fugados para que se les retire la inmunidad. Si los jueces logran su objetivo, la legislatura puede descarrilar a corto plazo, porque los independentistas se tirarán al monte. Así de contradictoria es la política.
Sánchez e Iglesias quieren que la política social sea el verdadero buque insignia del Gobierno elaborando unas medidas que elevan el desfase entre gastos e ingresos. La Comisión Europea pidió que el déficit ser reduzca en 8.000 millones y el programa de coalición de las izquierdas ha diseñado unas metas que hará crecer el déficit en cerca de 50.000 millones. Cuanto más alto vuelen, más duro será el aterrizaje.