Iglesias manifestó que «muchos tribunales europeos» habían «quitado la razón» a jueces españoles en relación a decisiones sobre el ‘procés’, lo que, a su entender, constituía «una humillación». Se ve que el nuevo vicepresidente desconoce las exigencias del cargo. Hablar de una manera tan desenfadada es propio de ciudadanos particulares o de líderes asamblearios, pero no de un miembro del Gobierno. Máxime, cuando la intervención versaba sobre un asunto delicado, en el que hay que medir muy bien las palabras y no decir cosas que no resistan el contraste con la realidad. La declaración del CGPJ recuerda que solo dos tribunales europeos intervinieron: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos para ratificar la decisión del Tribunal Constitucional sobre la suspensión del pleno del Parlamento de Cataluña, el 9 de octubre de 2017, y la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que dio paso a la inhabilitación de Junqueras, ya ejecutada por la Eurocámara. Fuera de esos casos, solo un tribunal regional alemán se negó a extraditar a Puigdemont por rebelión –en contra del criterio del fiscal–, aunque estaba dispuesto a hacerlo por malversación de fondos. Un buen repaso, poniendo rigor donde el ‘vice’ había vertido demagogia.

Dejando a un lado los detalles de la escaramuza, lo cierto es que ya en el debate de investidura se pudo comprobar la incomodidad de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias con las decisiones de los tribunales sobre el ‘procés’. La reiteración de Iglesias en la crítica abre la puerta a la campaña de un poder del Estado contra otro: Ejecutivo contra Judicial. Siempre que esto sucede se degrada la democracia. Es importante destacar que no fue el Gobierno de Rajoy ni las resoluciones del Parlamento las que hicieron descarrilar el ‘procés’, sino las valientes decisiones de jueces y fiscales. Todavía no se ha hecho ese reconocimiento y se lo merecen. Ya sé que va en su sueldo, pero también va en la nómina de los vicepresidentes defender a los servidores del Estado de los ataques de los enemigos de la Constitución.