De los partidos políticos, quizás ninguno tenga una experiencia tan rica en conflictos internos como IU. Los líos le han acompañado a lo largo de toda su trayectoria. La uniformidad y el pensamiento único no van con la idiosincrasia de la formación alumbrada por el Partido Comunista de España (PCE), en 1986, tras el movimiento unitario vivido al calor del referéndum de la OTAN. Cuando los dirigentes comunistas entendieron que las siglas del PCE eran una hipoteca para presentarse ante el electorado crearon IU, como una «formación política de nuevo tipo», llena de colectivos, grupos, partidos, etc. Esa extraña mezcla de jerarquía comunista y pluralidad de agentes agitó la bronca interna. En IU sucede de todo, hasta episodios tan rocambolescos como el protagonizado por Gaspar Llamazares, cuando ante la imposibilidad de compatibilizar la doble militancia (IU, Actúa) se fue del partido de toda su vida para liderar el invento que creó con Baltasar Garzón como «izquierda amable» y, al final, acabar de politólogo de la Sexta. Vamos con el último lío.
IU de Asturias está en precario, con una dirección provisional y un coordinador general interino, Alejando Suárez. Dentro de una semana se iba a celebrar la Asamblea (así se llaman los congresos de IU) para elegir una nueva coordinadora y, más tarde, se celebrarían las primarias para el cargo de coordinador. Como no podía ser de otro modo, hay un sector que discrepa del método y llamaron al ministro de Consumo, Alberto Garzón (no confundir con Baltasar Garzón), líder máximo de IU. Desde Madrid han avisado que no les vale el camino elegido para salir de la provisionalidad, porque la propia coordinadora también debe ser votada por los afiliados de base, no solo el coordinador.
Como se puede apreciar, estamos ante un asunto que tiene una gran enjundia política y hay que resolverlo con mucho tacto, no vaya a ser que aumente la frustración de las clases trabajadoras. Hace un año, también enmendaban la plana los gerifaltes de Madrid a los responsables de IU de Asturias. Los jefes de Madrid siempre miraron hacia Asturias, no sé si por envidia de sus resultados electorales o por la gran solvencia económica de la organización. Para decirlo todo, añadamos que IU es ya casi un mero apéndice de Podemos, aunque no sea así en Asturias. Siempre critiqué la absorción de IU por Podemos, pero quizás fuera esa la única manera de tener ministros comunistas genuinos dispuestos a ganar la guerra a la hamburguesa.