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Juan Neira

LARGO DE CAFE

UN HOMBRE LIBRE E ILUSTRADO

Fernando Morán fue un socialista atípico en la España de la transición, por su sólida formación académica, la competencia profesional y el largo periplo por las instituciones.

Pocos asturianos, nacidos en los felices años veinte, se licenciaron en Derecho y Economía en la Universidad Complutense de Madrid, y ampliaron su formación en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de París y en la mítica, London School of Economics, para ingresar a los 26 años en la carrera diplomática.

A finales de la década de los cincuenta elaboró un documento sobre la estrategia a seguir ante la dictadura que fue bien acogido por los que años más tarde participarían en el famoso «contubernio de Múnich».

Traigo a colación este hecho para poner en valor las responsabilidades que le otorgaron ministros franquistas pese a conocer sus ideas.

FRANQUISMO

Gregorio López Bravo, una las figuras destacadas de los tecnócratas que nutrieron los gobiernos de Franco, fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores en 1969, tras la crisis política abierta por el escándalo de Matesa. Nada más ocupar el cargo puso a Fernando Morán al frente de la Dirección General de Política Exterior para África y Oriente Medio.

Cuando Areilza se convierte en el primer ministro de Asuntos Exteriores de la monarquía, vuelve a nombrar director general a Fernando Morán. Para entendernos: no era un diplomático más trabajando en el servicio exterior de España.

Fernando Morán es nombrado ministro en el primer Gobierno de Felipe González, el 3 de diciembre de 1982. En los treinta y seis días que pasan desde las elecciones generales ganadas por el PSOE a la formación del gabinete se especula con los ministrables.

En todas las quinielas aparece Morán como ministro de Asuntos Exteriores. Dos años antes había publicado un libro, ‘Una política exterior para España’, en el que daba forma literaria a lo que era un programa de gobierno para la política exterior de la joven democracia.

MINISTRO

Fernando Morán era el ministro distinto en el equipo de Felipe González. Para empezar, era de otra generación. Su entrada en política se hizo de la mano de Tierno Galván, como miembro fundador del Partido Socialista Popular (PSP), grupo que le disputaba la etiqueta socialista al PSOE. El entonces todopoderoso Alfonso Guerra no lo tenía entre sus devociones.

Aunque dista mucho de ser una comparación exacta, la figura de Morán dentro del gabinete de González era como la de Castells en el Gobierno de Sánchez: un intelectual destacado, ajeno a los usos del sanedrín socialista, y dispuesto a hacer la política en la que creía. Con la diferencia de que Morán estaba al frente de un departamento situado en el corazón del Estado.

La narración de la transición ha orillado la política exterior de España para centrarse en el consenso, la Constitución, los poderes fácticos, etc. Sin embargo, fue muy interesante, porque en ella convive la herencia de Franco (vínculo con Latinoamérica, amistad con países árabes, aversión a las democracias) con la necesidad de jugar otro papel en el mundo. Un tardío libro de Morán se titularía ‘España en su sitio’.

El PSOE se estrena en el congreso de 1976, con la consigna de «neutralidad activa», que se concretaba en desmantelamiento de las bases americanas y el rechazo a los bloques. En el famoso congreso de 1979, cuando debaten el abandono del marxismo, mantienen la misma política.

En su descargo hay que decir que el ambiente era propicio para esas propuestas. Ese mismo año, Robles Piquer, cuñado de Fraga, que había sido ministro de Educación con Arias Navarro, viaja a La Habana enviado por el Gobierno de UCD para asistir como observador a la Conferencia de países no alineados. Ese mismo año, el presidente Suárez recibe oficialmente al líder de la OLP, Yasser Arafat, y se funden en un abrazo. Con Israel no había relaciones diplomáticas. La democracia no había roto con los grandes ejes de la política exterior franquista.

OTAN

El Gobierno de Calvo-Sotelo (cuñado de Morán) supuso un giro de 180º, entrando en la OTAN a través de una votación parlamentaria de rutina. En las cancillerías de los principales países se interpretó como la obligada compensación al apoyo dado por esos países a la democracia en la jornada del 23-F. Aunque nunca se explicitó así, a un sector de las democracias, con EE.UU a la cabeza, les importaba más la entrada en la OTAN que la adhesión a la Comunidad Económica Europea, con la que ya había el acuerdo preferencial de 1970.Cuando González hace un ejercicio de pragmatismo y pasa del ‘OTAN, de entrada NO’, a ‘OTAN, sí’, choca con Fernando Morán.

El ministro de Exteriores considera que el lazo atlántico dejaba a España convertida en un satélite y la implicaba en el armamento nuclear. En julio de 1985, González hace una minicrisis de Gobierno, quedando fuera Miguel Boyer y Fernando Morán. A partir de entonces, y durante once años, el ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España es Felipe González. Luego, Morán fue embajador en la ONU, eurodiputado y concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Un hombre libre e ilustrado.

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por JUAN NEIRA

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