La secuencia la hemos visto muchas veces. El Gobierno anuncia propuestas de endeudamiento con la tranquilidad del que hace una operación rutinaria, mientras la oposición de derechas discrepa y la izquierda se divide por siglas. Un debate sin aspavientos, bajo de emotividad, resignado, como si la deuda creciente fuera un elemento inherente a la política autonómica. Una bola de nieve que aumenta en cada factura de gasto corriente, convirtiendo la propia sostenibilidad de la deuda en un argumento más para acrecentarla. La consejera de Hacienda, Ana Cárcaba, explicó la ventaja de acudir a los intermediarios financieros para abaratar los costes de los créditos; varios grupos de oposición se enredaron haciendo consideraciones sobre el tema, sin darse cuenta de que lo fundamental no está en que tal banco haga una oferta apañada, sino en la escalada de la deuda y la inexistencia de una política por parte del Principado para reducirla.
El PP criticó la tendencia a echar mano de la deuda y las consecuencias que tiene realizar operaciones hasta llegar al límite señalado para endeudarse, porque no quedará crédito para financiar la inversión productiva. Cierto. Foro también recordó que los préstamos deben destinarse a la inversión. Vox, muy en su papel radical, propugnó la deuda cero, sin temor a que la dieta de adelgazamiento acabe por matar al enfermo. Ciudadanos recurrió a la metáfora de la patada p’alante para explicar el sentido político que tiene la llamada a los bancos del Principado.
La crítica más contundente provino de Podemos, al acusar de mala gestión al Gobierno socialista por haber entrado en el bucle de la deuda: solicitar créditos nuevos para devolver los créditos viejos, convirtiendo amortizaciones e intereses en el tercer capítulo de gasto del Principado. Según los ‘podemistas’, la falta de control económico del Ejecutivo impide aumentar la inversión productiva. A la hora de hacer propuestas solicitan una auditoría para ver cuánta deuda hay ilegítima. Es un concepto muy de ellos, porque la deuda es legal o ilegal, no caben otras etiquetas. Ponen como ejemplo los ayuntamientos que gobernaron: bajaron la deuda y aumentaron el gasto social. En el Ayuntamiento de Oviedo, lo más destacado de su actuación fue reducir casi a cero la inversión ejecutada. Una gestión desastrosa. IU ve correcta la actuación del Gobierno. Un haz de planteamientos que debería conducir a convocar un pleno monográfico sobre la financiación del Principado.