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Juan Neira

LARGO DE CAFE

DESENCHUFAR LOS HORNOS

Concretar el confinamiento le resulta muy problemático al Gobierno. El sábado 14 de marzo, tras anunciar Pedro Sánchez el estado de alarma, se esperaba que hubiera un Consejo de Ministros de trámite para aprobarlo, pero la reunión se extendió toda la jornada dominical por las objeciones que planteó Pablo Iglesias. Quince días más tarde, el presidente anuncia el cierre generalizado de las empresas, y resulta que transcribir en forma de decreto el acuerdo del Consejo de Ministro es tan dificultoso que no se convirtió en tinta del BOE hasta la medianoche. Millones de españoles vieron en sus pantallas las dudas del Ejecutivo para hacer que los anuncios se transformen en normas.

La ministra de Trabajo pidió perdón por el espectáculo, pero el resultado fue peor que la tardanza. Hay que reconocer que la tarea de hibernar la economía no tiene precedentes, pero precisamente por eso deberían haberla encarado con más tiempo, más consultas y menos frivolidad. Detrás de la operación hay millones de empleos y quién sabe si el futuro de muchas industrias. Yolanda Díaz dijo que hicieron un «trabajo de filigrana para acertar con la actividad mínima indispensable». Me gustaría preguntarle a la ministra si cree que un horno alto se apaga para estar diez días inactivo o si piensa que se enciende dando al interruptor como si fuese una lámpara halógena. ¿De qué filigrana nos está hablando? La mezcla de osadía e ignorancia resulta explosiva.

Adrián Barbón, puesto a ver el lado positivo del decreto, entiende que es tan ambiguo que permite trabajar con normalidad a la industria pesada asturiana. Toda norma mal rematada admite varias interpretaciones, y el presidente asturiano se acoge a la más favorable para que las industrias mantengan su actividad. La patronal del metal considera que el 30% de las pequeñas y medianas industrias del sector y el 40% de los empleos pueden perderse si se aplica el cese de la producción dictado por el Gobierno. Una cosa es prolongar quince días el confinamiento de la población, que es una medida molesta pero asumible, y otra cosa es cerrar la industria y la construcción, porque según José Luis Ábalos, «hemos constatado que cuando tenemos el nivel de paralización económica del fin de semana se paralizan los contagios». Por ejemplo el último ‘finde’, que tuvimos en Asturias 104 más infectados del viernes al sábado y 84 de sábado a domingo. En los días precedentes, sólo hubo uno con tantos positivos. Hay que aprovechar la ambigüedad.

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por JUAN NEIRA

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marzo 2020
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