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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA INDUSTRIA SE SALVA EN UN MAL DÍA

La pandemia y los problemas que lleva asociados (sanitarios, sociales, económicos) remiten a una cuestión de cifras: número de contagios y balance de fallecidos. Si esas dos variables mejoran, lo demás desaparece. Los resultados fueron malos, muy malos. Los últimos cuatro días de marzo la cifra de muertos se colocó por encima del umbral de los 800, una frontera que nunca se había traspasado desde el inicio de la pandemia. El martes se volvió a establecer un nuevo récord: 849. También la cifra de contagios alcanzó el máximo con 9.222. En el día de ayer hubo más muertos que en Italia y por encima del doble de contagios: ese es el balance de la jornada. La lectura de las cifras no enturbió el discurso optimista del ministro de Sanidad: «Estamos en la fase de estabilización y el objetivo es la ralentización». Ni Salvador Illa ni la cohorte de expertos que le rodea fueron capaces de hacer una interpretación realista de los datos desde finales de febrero, cuando empezó el carrusel de comparecencias públicas. Las cosas siempre van bien o muy bien. Con ese mensaje pasaron de pronosticar que «solo tendremos algún enfermo de coronavirus infectado en el extranjero», a hablar de estabilización cuando somos el país con un mayor ritmo de contagios y decesos de Europa. No recuerdo otra ocasión en que la política se hubiera transformado tanto en propaganda. Por eso se ha convertido en lugar común afirmar que esto es una guerra.

En Asturias hay algunas buenas noticias. La gran industria asturiana se ha librado del cierre adelantado por Pedro Sánchez y publicitado por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Bien es cierto que no se le da permiso para trabajar a pleno rendimiento, pero por lo menos se ha evitado la dramática imagen del cierre colectivo. Adrián Barbón aprovechó la ambigüedad del decreto para imponer el mantenimiento de la actividad. No sé lo que pensará la ministra de Industria, pero después de haber aprobado un Estatuto del Consumidor Electrointensivo que es una bofetada para la industria pesada asturiana, no tenía el Gobierno fuerza moral para apagar los hornos altos, clausurar Alu Ibérica y cerrar Asturiana de Zinc y el tejido de empresas auxiliares que viven en torno de la gran industria.

Otra cuestión positiva, de distinta naturaleza, son las comparecencias de los consejeros en la Junta General del Principado. No como los ministros que se han acostumbrado a inundar la pantalla de televisión con propaganda sin derecho a réplica de la oposición.

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por JUAN NEIRA

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