En la Junta General del Principado volverán a celebrarse sesiones plenarias tras la interrupción impuesta por la pandemia. La Mesa y los portavoces de los grupos estarán presentes en la Cámara, mientras que el resto de diputados participarán de forma telemática. En el Congreso de los Diputados, principal institución parlamentaria española, a los plenos asisten algunos otros diputados, aparte de los portavoces, pero nuestros diputados autonómicos son más precavidos. El próximo 6 de mayo tendrá lugar la primera sesión. Es absolutamente necesario recuperar la normalidad institucional. No entiendo cómo puede haber millones de trabajadores realizando su tarea de forma presencial y los diputados entregados a sus quehaceres particulares en los domicilios. Le hacen un flaco favor a la función que encarnan, ya que los ciudadanos pueden pensar que es prescindible; realizan una pésima lectura de la situación excepcional que vivimos, como si la política estuviera para asuntos rutinarios, pero no fuera necesaria para escenarios dramáticos.
La recuperación de la normalidad no solo debe pasar por los plenos de la Junta sino también por las comisiones parlamentarias. La lucha contra el coronavirus ocupa el centro de la vida pública en sus aspectos sanitarios, asistenciales y sociales, pero no puede olvidarse la tarea esencial de reanimar la economía tras el periodo de hibernación. Cuando el FMI pronostica una caída del 8% del PIB y el Banco de España apunta la posibilidad de que el retroceso llegue hasta el 13%, no es de recibo que los diputados no hablen de economía, industria, turismo, comercio, ganadería, etcétera. Las decisiones para preservar la salud de la gente constituyen la gran prioridad, pero eso no quiere decir que otras cuestiones pasen a ser insignificantes. Se anuncia un destrozo de la actividad económica de una entidad equiparable a la que provocan las guerras, así que los políticos no pueden mirar para otro lado. Si se ha creado una comisión de expertos en desconfinamiento de la población, también es importante que el Parlamento cree otra de sabios en resucitar la economía.
Está bien precisar hasta el último detalle del ‘recreo’ que van a disfrutar los niños (por cierto, tres hurras por Ana González que invita a ocupar las playas de Gijón), pero no se puede posponer la redacción de un plan de salvación para una economía productiva que se cae a trozos. Yo no quiero que los diputados cobren menos, sino que trabajen más.