Séptima Conferencia de Presidentes. Antes pasaban años enteros sin que se reuniera el presidente del Gobierno con los jefes de las comunidades autónomas y, ahora, los encuentros tienen periodicidad semanal. Tal vez por esa vía se acaben conociendo todos un poco mejor y sea más fácil la relación entre territorios. Ver a Urkullu y a Torra compartiendo pantalla con el resto de líderes es una bofetada para su pretensión de tener una relación bilateral con el Gobierno central. La COVID-19 no distinguió entre comunidades autónomas y sus presidentes se ven obligados a compartir mesa.

Adrián Barbón está preocupado por el papel que jueguen los gobiernos regionales en el acuerdo de reconstrucción nacional o de reconstrucción social y económica, que de las dos maneras se llama el invento. Pide a los grupos de oposición que hagan propuestas para consensuar una agenda de prioridades. Por si alguien no se había percatado recuerda que Asturias no es autosuficiente para resolver los problemas que se le vienen encima. En este asunto hay que distinguir dos niveles. La negociación es entre el Gobierno y los grupos parlamentarios, como todos los grandes pactos políticos de la democracia. La cuestión está ubicada donde le corresponde, en el Congreso de los Diputados, y va a ser tratada en una comisión parlamentaria creada al efecto. Ahora bien, en el desarrollo del acuerdo, cuando se diseñe un programa concreto de actuación, se deben recoger las propuestas de los territorios. Por ejemplo, el problema de la industria electrointensiva, que tras lo visto este invierno es una cuestión que solo preocupa en Asturias, debe quedar reflejada en un documento pormenorizado de asuntos a realizar. Con independencia de los acuerdos que se negocien en Madrid, la Junta General del Principado debería discutir sobre los objetivos que se deben perseguir a corto y medio plazo.