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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL DIBUJO DE CALVIÑO

Las previsiones que el Gobierno ha enviado a Bruselas reflejan el shock en que ha entrado nuestra economía desde la segunda quincena de marzo, cuando la población se recluyó en sus casas dejando las ciudades para solaz de jabalíes o gaviotas.

La propia vicepresidenta, Nadia Calviño, augura una pérdida de riqueza del 9,2% del PIB. Para hacernos una idea de lo que esto significa basta recordar que en la pasada crisis económica la caída del PIB fue del 8,6%. En esta ocasión, el impacto es tan grande que en un solo año el retroceso será mayor que todo lo registrado en el periodo comprendido entre el año 2008 y finales de 2013.

La recesión será tan fuerte que a lo largo de 2020 se perderán dos millones de puestos de trabajo. Lo nunca visto. En términos de empleo, todo lo creado desde 2016 se destruirá en unos pocos meses.

El empobrecimiento colectivo no es fruto de los excesos cometidos por los tiburones financieros, ni por el egoísmo de las multinacionales que deslocalizan industrias para operar en países con sueldos más bajos, ni es por las imposiciones «austericidas» de Ángel Merkel, ni por el agotamiento del modelo económico. En esta ocasión no tenemos a mano ningún mantra para justificar la desgracia.

Descalabro

El descalabro de la economía española es el resultado de la falta de previsión de los que nos gobiernan y de sus reputados expertos. Las epidemias no son un fenómeno nuevo. Acompañaron al hombre a lo largo de toda la historia. Hay suficiente literatura científica sobre ellas. El brote surgió a 9.500 kilómetros de España y tardó un mes en llegar hasta aquí.

El Ministerio de Sanidad tiene un Comité de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias dirigido por un eminente epidemiólogo, que sabía de la extensión de la epidemia pero dictaminó que a España apenas le afectaría. Cuando ya había unos cientos de infectados recetaba como única terapia preventiva el lavado de manos.

Por aquellos tiempos, mes de febrero, la prioridad del Gobierno, con el ministro de Sanidad incluido, estaba en la tarea de negociar con Torra; sobre la mesa solo había dos propuestas concretas: celebración de un referéndum de autodeterminación para Cataluña y la inmediata libertad para los condenados por sedición en los sucesos del 1-O.

Sexo

Es de justicia señalar que, en esas mismas fechas, el socio minoritario del Ejecutivo de coalición, Unidas Podemos, trabajaba febrilmente para que se aprobara la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual antes de la efemérides del 8 de marzo. En la primera semana de marzo hubo dudas sobre la conveniencia de mantener el programa de celebraciones, pero el epidemiólogo jefe, con gran desparpajo, espantó los temores. Sobre la importancia de llevar a cabo concentraciones masivas, la vicepresidenta Carmen Calvo, como tantas veces, pronunció la frase más certera: «nos va la vida en ello». A eso se llama dar en el blanco.

A la peña de ministros, altos cargos de la Administración, funcionarios de confianza, asesores, etcétera, se la suele englobar bajo el nombre de responsables públicos. Les gusta ser así denominados, porque da un halo altruista a sus quehaceres. Pues bien, ellos son los principales responsables del desastre económico.

En los últimos diez años el principal objetivo económico del Estado fue la reducción del déficit público. En 2009 se alcanzó el récord de déficit: 11,28% del PIB (120.576 millones de euros). Tras una década de esfuerzos, entre ellos los famosos recortes –que tanto sirven para un roto como para un descosido–, lo situamos en el 2,8% del PIB. Ahora, de un solo golpe, vuelve a colocarse el déficit en el 10,3% del PIB, según la previsión del Gobierno, y la famosa prima de riesgo que nos trajo por la calle de la amargura en el primer mandato de Rajoy, vuelve a dar señales de vida. Bastó la primera parte de la primavera para tirar por el suelo todo lo construido a lo largo de una década.

Deuda

Dejo para el final el rasgo más tenebroso, la deuda pública. La gran ausente de los debates parlamentarios en España. Según la vicepresidenta Calviño, la deuda va escalar este año hasta el 115,5% del PIB. Veinte puntos de una tacada. ¿Habremos llegado al «pico» señor Simón? Para esto tampoco hay vacuna.

Como el PIB se encoge, la deuda en relación al PIB crece. A ello hay que sumar un incremento del 10% en gasto público, tal como consta en el documento enviado a Bruselas. En realidad, todos los cálculos parten de una premisa optimista, irreal, que son los ingresos del Estado. Con el mayor batacazo económico de la historia hay que tener muchas tragaderas para creer que la recaudación por IRPF solo bajará un 2,4%, o que los ingresos por IVA disminuirán únicamente en un 5,2%. En el año 2009, la caída del IRPF fue del 10% y la del IVA, del 30%. Como para creer en cuentos de hadas.

Termino con un dibujo. Nadia Calviño afirmó que nuestra recuperación será en forma de «uve asimétrica». Traducido a lenguaje de la calle, un palo de la ‘V’ estará más torcido que el otro. Como el hundimiento de la economía se verificará en unos pocos meses, el primer palo será un trazo vertical y el otro irá casi paralelo al suelo. Si jugamos con la figura, vemos que a poco que se compliquen las cosas la ‘V’ asimétrica se transformará en una ‘L’. Un golpe rápido y, luego, una temporada arrastrándonos por el suelo. Desconozco si habrá gritos de socorro, pero lo lógico es que alguien nos rescate.

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por JUAN NEIRA

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