La votación parlamentaria sobre la quinta prórroga del estado de alarma pone a prueba el sistema de alianzas del Gobierno. Las tres primeras prórrogas se aprobaron con el apoyo mayoritario de la derecha. La pasada semana, ante la cuarta prórroga, surgieron las dificultades porque el PP amagaba con votar en contra y ERC anunciaba el ‘no’. Inés Arrimadas aprovechó la coyuntura para dar el famoso giro de Ciudadanos al centro que medio país esperaba tras el descalabro electoral. Los diez diputados del partido naranja cerraron filas con el Gobierno sacando del apuro a Pedro Sánchez. El movimiento tuvo más calado del que pudiera parecer, ya que por primera vez se visualizó una mayoría parlamentaria en la que los nacionalistas no juegan un papel preponderante ¿Es posible repetir la misma correlación de fuerzas para aprobar la quinta prórroga?
Quizás fuera posible, pero no es probable y el Gobierno no considera deseable. Oriol Junqueras intervino para advertir desde su particular confinamiento que Pedro Sánchez tiene que decidir si pacta con Ciudadanos o se mantiene fiel a la mayoría de investidura. Para ERC, como para el PNV y Podemos, los acuerdos con Ciudadanos constituyen un peligro. Es el partido más beligerante con los nacionalistas, excepción hecha de Vox, y tiene un ideario liberal reformista que choca con el populismo. Por esa razón Oriol Junqueras exige a Sánchez que escoja entre las dos alternativas. El presidente del Gobierno lleva años haciendo equilibrios en el alambre. Por experiencia sabe que no puede cerrar la puerta a ERC, porque por esa vía logró ganar la moción de censura contra Rajoy, convirtiéndose en presidente, y fue investido para un segundo mandato. Para volver a abstenerse ante la ampliación del estado de alarma, ERC pide que la gestión contra la pandemia se haga desde las comunidades autónomas. Sánchez ya dio pasos en esa dirección con la famosa cogobernanza y ahora tendrá que avanzar en el camino. Las reticencias y exigencias de ERC no deben ser un obstáculo para llegar a un acuerdo.
Ahora bien, como buen equilibrista, el presidente del Gobierno no le va a dar la espalda a Ciudadanos. Sabe lo importante que hubiera sido contar con el partido naranja hace un año para gobernar. Quién sabe lo que deparará el futuro. Si un día la alianza con los independentistas se agota, el partido naranja es el único grupo con el que podrá entenderse. El PSOE, como partido de gobierno, necesita tener interlocución a diestra y siniestra.