La decisión de Moreda se toma pese a que el informe elaborado por el Ministerio de Transportes ve factibles ambas ubicaciones. El Principado dice que necesita estudiar más a fondo la cuestión, ya que solo puede dar una primera opinión. En resumen, que con el respaldo rotundo de un informe pedido por el propio equipo de gobierno se elige la vuelta al proyecto de 2010, como forma original de ganar tiempo. Como hay que ir rápido un estudio de impacto ambiental de 2006 vuelve a cobrar vida. El mismo Ministerio de Transportes (Fomento) encargó en 2010 un estudio informativo para construir la línea de alta velocidad desde Lena a Oviedo y Gijón. El estudio de impacto ambiental correspondiente al trazado quedó recientemente invalidado por el tiempo transcurrido. Qué curioso. Se ve que los estudios de impacto ambiental tienen una duración a conveniencia del cliente.

Volver a la hipótesis de Moreda es un paso atrás que se hace a costa de reabrir un debate que ya se había cerrado. Puede que la alternativa elegida sea más barata, pero el ahorro sale muy caro cuando toda la ciudad había dado por buena la ubicación del Museo del Ferrocarril. Es un proyecto de partido frente a una solución de consenso. ¿Y por qué el equipo de gobierno quiere desandar el camino recorrido? Los informes técnicos tienen muy poco que ver en esta historia. Con la desescalada ya hemos aprendido que los estudios técnicos se hacen con la pretensión de avalar una decisión tomada previamente por los políticos. Volver a Moreda supone trazar un puente con la anterior Corporación socialista. En el proyecto más importante para Gijón del siglo XXI había que borrar la huella de Foro (Carmen Moriyón) y del PP (Íñigo de la Serna). No importa que el proyecto descartado hubiese recibido la luz verde del Gobierno, con tal de que se acabe imponiendo el proyecto cien por cien socialista. Ábalos perdió dos años y la crisis retrasará la actuación una década. No importa, el impacto ambiental será el mismo.