La lucha interna en Foro se encuentra amplificada porque el ‘dramatis personae’ está encabezado por Álvarez-Cascos. El devenir político ha hecho que Foro sea un partido de un solo diputado, dispuesto a estrenar el grupo mixto en la Junta General del Principado. Un partido anodino que lleva ocho años deslizándose por un tobogán hacia la irrelevancia. Sin la presencia de Cascos, la lucha entre facciones no se haría un hueco en la agenda regional.
La crítica de la Comisión Directiva al fundador de Foro (el relato hagiográfico nos habla de un puñado de hombres justos que constituyeron Foro e invitaron a Cascos a presidirlo; en realidad lo creó Cascos, buscó a los ‘fundadores’ y los envió al notario) tiene como diana el uso indebido de los fondos del partido. Por un lado habría recibido dinero de la caja de Foro, en concepto de sueldos y dietas, mientras era presidente del Principado o líder de la oposición. Más de un millón de euros. Por otro, habría imputado gastos personales a las cuentas de Foro. Esa es la versión de la actual dirección.
Son datos concretos, mensurables, fáciles de objetivar. La opinión pública tuvo un primer conocimiento de ellos a través de un vocal de la Comisión Directiva que acababa de incorporarse al órgano por cooptación.
A dedo
Los estatutos de Foro conceden al presidente o presidenta la prerrogativa de incluir en la dirección a miembros elegidos a dedo. Ningún partido español contempla en los estatutos el mecanismo de cooptación porque es antidemocrático. Los miembros de la dirección los eligen las bases o, en todo caso, son miembros natos por razones de su desempeño institucional.
Es muy extraño que un asunto tan importante como la impugnación del fundador, y líder histórico del partido, recaiga sobre un recién llegado a la dirección. Tras la declaración impactante del nuevo portavoz, la Comisión Directiva encargó una auditoría sobre la gestión de Foro desde su inicio hasta el presente.
En ese contexto, al preguntar los medios a Adrián Pumares, secretario general del partido, por la comisión de irregularidades, rechazó tal posibilidad: «si creyese que había algún problema, estaría en otra parte» ¿En un juzgado, quizás?
Es importante destacar que desde el inicio del conflicto la dirección de Foro utilizó dos tácticas, la denuncia del nuevo portavoz, siguiendo los usos clásicos de la política, y el inexplicable silencio del resto. Un portavoz, con déficit de legitimidad, es el mandatario para confrontar con Cascos, mientras los elegidos en el último congreso esquivan al personaje.
En cualquier partido, cuando la dirección detecta un cúmulo de graves irregularidades de sus antecesores, toma la iniciativa, abre expedientes disciplinarios a los presuntos infractores y los expulsa del partido.
Auditoría
No tiene sentido que lo acusen de cobrar un millón en sueldos que no estaban regulados y que siga formando parte de la Comisión Directiva. Resulta que a Pedro Leal lo expulsan por desleal y a Cascos le imputan actuaciones más lesivas para Foro pero lo dejan en pleno ejercicio de sus derechos como militante y dirigente del partido.
El veredicto sobre Cascos quedó aplazado hasta conocer el resultado de la auditoría. Ahora, con el informe en sus manos, la Comisión Directiva hace un ejercicio de funambulismo y en vez de tomar una decisión, lo remiten a los asesores legales para que ellos resuelvan lo que consideren más conveniente.
Dicho con otras palabras: la dirección de Foro rechaza la dimensión política del conflicto y lo convierte en un asunto meramente judicial. No creo que sean conscientes de las consecuencias que se derivan de esa decisión.
El partido queda desarmado y la sentencia del juez ocupará el espacio dejado por la inhibición de los dirigentes. Si el juez no da por probadas las acusaciones, la Comisión Directiva quedará inhabilitada de ‘facto’ para ejercer sus funciones.
Al hablar de los sueldos, dietas y gastos analizados por la auditoría, la Comisión Directiva señaló que «dónde hay un mando, la responsabilidad es del mando». Así de simple.
Mando único
Aunque estamos en tiempos de mando único, en un partido político la mayoría de las decisiones las toman los órganos colegiados. Puede que la idea corresponda a una persona y la ejecute, pero las formalidades se cumplimentan. Décadas de democracia han enseñado que el soporte documental de las decisiones en los partidos es un tema complejo.
En el previsible juicio habrá muchos testigos, algunos muy cualificados. No todos van a convertir a Cascos en villano, ni mucho menos. No querían resolver el problema desde instancias políticas y se van a encontrar con un juicio politizado.
La lista de ingresos y gastos que recoge la auditoría evoca el ‘modus operandi’ de Villa con el SOMA. El Sindicato Minero es más poderoso y las cantidades que se manejaban eran mayores. Conocidas las cifras hace falta que un tribunal valide el relato.
Cuando saltó el escándalo de la amnistía fiscal de Villa, el SOMA y la FSA no tardaron ni un día en expulsarlo. Los juicios llegaron mucho tiempo después del ajuste de cuentas interno. Ante el tribunal, Villa compareció sin entorchados.
La pasividad de la Comisión Directiva no tiene precedentes en la práctica política. Hay que ir a tiempos remotos para encontrar un comportamiento parecido: las huestes del rey moro, Búcar, huyendo del campo de batalla ante el cadáver del Cid Campeador.