El PNV anunció que votará a favor de la prórroga del estado de alarma. El portavoz de los nacionalistas en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, señaló que habían acordado con el Gobierno el traspaso total de la gestión de la pandemia a los gobiernos del País Vasco y Navarra. Dentro de la deriva en que nos encontramos, los nacionalistas vascos se arrogan la competencia de hablar en nombre de otra comunidad autónoma (Navarra). El acuerdo Gobierno-PNV es el que trajo la descentralización de la desescalada para todos los territorios. No se debe a razones de política sanitaria ni al avance experimentado en la lucha contra la pandemia, sino al prurito de tener el cien por cien del autogobierno: las decisiones sobre los virus del País Vasco no pueden tomarse desde Madrid.

Esperemos que con el calor, el COVID-19 tenga menos actividad y la recuperación de la normalidad no venga acompañada de un disgusto. A lo largo de las últimas semanas, cuando el Gobierno aplicó su plan de fases sucesivas, la politización en las decisiones fue manifiesta. Todo el proceso se convirtió en un galimatías, con reglas que cambian cada día, criterios variables y examinadores secretos. Los apoyos parlamentarios para aprobar la prórroga influirán en las limitadas libertades de los ciudadanos. Adrián Barbón afirmó que todos los presidentes autonómicos coinciden en señalar que hay un relajo en la actitud de los ciudadanos. Es fácil comprobar que desgraciadamente es así. A ese comportamiento irresponsable contribuye el hecho de que nadie sepa qué se puede hacer y qué no en cada fase. La normativa de la desescalada es un monumento a la confusión. Nunca imaginé que se fuera a gestionar de esta manera.