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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL LÍDER Y EL GRUPO

La reorganización de competencias en el Gobierno asturiano incluye el cambio de ubicación del sector público desde la Consejería de Presidencia a la de Hacienda. El citado sector contiene todos los organismos autónomos, entes, fundaciones y empresas del Principado. ¿Es mejor que esté bajo el control de Presidencia o de Hacienda? No hay una respuesta unívoca, depende en gran medida de lo que se pretenda hacer. Si los entes autónomos se han convertido en un problema económico para las regiones por su elevado gasto es mejor que los gestores reporten a Hacienda. Si esos entes juegan un papel importante en la actuación política del Gobierno y parte del personal directivo está vinculado al partido que gobierna, parece más lógico que figuren en el organigrama de Presidencia. En el caso que nos ocupa no hay una explicación explícita sobre los motivos del cambio, pero tras el traslado de las competencias de función pública a la Vicepresidencia no es de extrañar que el resto del personal quede bajo la jerarquía de Hacienda.

Estamos en una época en la que los ministros y los consejeros han perdido peso en favor de los presidentes. Basta repasar los nombres de los ministros de González o Aznar y compararlos con los actuales para comprender que antes los gobiernos se asemejaban a agrupaciones corales, mientras que ahora los presidentes hacen política, mandan, deciden, dejando la gestión de los asuntos rutinarios en manos de ministros o consejeros.

En la crisis sanitaria todas las decisiones importantes las tomó Adrián Barbón (cierre anticipado de colegios, salvar a la industria de la hibernación económica, construir hospitales de campaña, estrategia de compras, prioridades de la desescalada). En el resto de regiones ocurrió algo similar, aunque a algunos les fue muy mal. Si dejamos a los gobiernos y nos fijamos en los partidos, ocurre otro tanto. En el binomio organización-líder ha habido una transferencia de poder del grupo al jefe. Los partidos han dejado de tener sensibilidades para ser un reflejo del estilo del que manda. Lo mismo ocurre en Alemania, Francia, etcétera. No hablemos ya de otros países, donde los partidos nunca pasaron de ser plataformas electorales. La decisión sobre el tamaño y la gestión del sector público no se verán alteradas por el cambio de consejería. La gestión es crucial. Cuanto más avanzado es un país más pragmáticos se vuelven los electores. En la gestión incluyo el escándalo de la masificación de las playas.

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por JUAN NEIRA

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