La pandemia lo ha alterado todo, en caso contrario no se explicaría que un sábado primero de agosto nos enteráramos de que «Principado, empresarios y sindicatos pactan una concertación de urgencia con 640 millones». Ni la fecha, ni la temática de la Recuperación de Asturias (Crea) –el nombre del acuerdo de concertación social– ni los recursos comprometidos tienen nada que ver con el modelo de concertación al que estábamos acostumbrados. Cuando el presidente del Principado llamó a los agentes económicos y sociales para iniciar la negociación del pacto social las circunstancias eran otras muy distintas. La economía regional, como la nacional, crecía, la preocupación estaba centrada en mejorar asuntos como la Formación Profesional o la competitividad industrial; luego llegó el virus por aeropuertos, puertos y carreteras, el número de infectados desbordó los servicios sanitarios y el grueso de la actividad económica, como todos los asturianos, quedó confinada. A partir de ahí, aunque ríos y montes siguen en el mismo sitio, la región es otra muy distinta.
En consecuencia, el Gobierno y los agentes tuvieron que trabajar un acuerdo que parte de las urgencias actuales, por eso la primera referencia es a la sanidad, con el compromiso de crear una central de compras de productos sanitarios y un ‘stock’ estratégico para hacer frente a futuras demandas. El gran déficit de España al luchar contra la epidemia fue el fracaso de la política de compras y la falta de material, empezando por las mascarillas. En el pacto se habla de impulsar la telemedicina y la educación digital. Poder realizar consultas online, sin necesidad de que el paciente se desplace al centro de salud o al hospital, o fomentar la enseñanza telemática, son propuestas a la medida de las necesidades actuales, por eso se pretende desarrollarlas entre lo que queda de año y el próximo 2021.
Un compromiso a dos años, forzado por el marco de excepcionalidad en que nos encontramos, es una solución realista. Hablar de otras temáticas o fijar metas para un periodo más dilatado puede ser un ejercicio vano, ya que nunca el corto plazo estuvo tan lleno de interrogantes. El Gobierno debe ser consecuente con los compromisos firmados y crear una central de compras de productos sanitarios, con independencia de lo que haga el ministro, Salvador Illa. Lo mismo digo con la educación. La apuesta es por la enseñanza presencial a todos los niveles, pero el pacto social obliga a ensayar las clases virtuales.