La propuesta de Adrián Barbón de reforzar la alianza de las regiones del Noroeste (Asturias, Castilla y León, Galicia) en torno a los proyectos que tratan de financiar con fondos europeos ha sido aceptada por Castilla y León. La Xunta de Galicia dio una respuesta más ambigua, al hablar de centrarse en proyectos que aporten rentabilidad económica a las comunidades autónomas. Se supone que todos los gobiernos regionales presentarán iniciativas que aporten valor añadido al territorio, pero la petición del Principado consistía en unificar criterios y poner el énfasis en los mismos sectores para ganar peso ante el Gobierno de España y, posteriormente, la Comisión Europea que es quien va a evaluar todas las iniciativas para que el Consejo Europeo tome la decisión.
Como la Unión Europea considera capital la transición ecológica, sería conveniente hacer propuestas en esa dirección que tengan que ver con la sustitución del carbón por energías limpias. Asturias y Castilla y León son dos regiones afectadas por el cambio del modelo energético, así que pueden compartir iniciativas de esa naturaleza. Para el Principado la defensa del sector industrial es un asunto prioritario. Cada vez que Pedro Sánchez y la ministra de Industria visitan Asturias nos reconfortan con declaraciones optimistas sobre la vigencia de nuestras factorías, pero las resoluciones del Gobierno van en otra dirección.
El Estatuto del Consumidor Electrointensivo fue una gran decepción. En vez de defender a las industrias realmente electrointensivas (Arcelor, Asturiana de Zinc, Alcoa) se dedica a subvencionar la energía de otro tipo de plantas que no tienen problemas de competitividad por el coste del suministro eléctrico. El verdadero drama es que otras regiones industriales, como por ejemplo el País Vasco, que podrían formar un frente con Asturias, ya encontraron compensaciones por su parte (las negociaciones bilaterales). La excepción en el tablero autonómico es Galicia, con la producción de aluminio pendiendo de una necesaria rebaja del coste eléctrico. Una sólida razón para compartir proyectos con ese objetivo común.
Conviene ser realistas. En la selección de los proyectos pesarán los intereses políticos. De hecho, Torra ya ha pedido para Cataluña casi la mitad del dinero que recibiremos de Europa en forma de transferencias directas. Por eso es fundamental que el noroeste pelee unido por la financiación. En caso contrario sólo compartiremos la frustración.