El próximo mes habrá que tomar decisiones sobre los presupuestos del Principado para 2021. La oposición considera que hay que poner el acento en las prestaciones sociales y el apoyo a la actividad económica. Hace un año también eran esas las prioridades, y si repasáramos la hemeroteca, nos encontraríamos con que hace cinco o diez años ocurría lo mismo, el gasto social y las ayudas a la inversión productiva encabezaban el grueso de las demandas. Cambia la coyuntura, los gobiernos, la vida, y el temario del debate político asturiano no envejece ni se renueva.
Estamos en una situación muy especial, completamente distinta a las anteriormente vividas, por eso el proyecto de cuentas debe reflejar la diferencia. Aunque no hay datos firmes, la previsión de ingresos es a la baja. Sin embargo, las necesidades de gasto son crecientes, como ocurre en cualquier sociedad en que la mayoría de los sectores están en crisis. La gran prioridad es la sanidad. El Gobierno central tiene comprometido transferencias importantes de dinero para la sanidad y la educación, pero con la experiencia del desfase en el gasto sanitario que hubo en la pasada primavera, lo mejor sería hacer acopio de recursos para no verse superados por las necesidades. En el plan del Principado para hacer frente al recrudecimiento de la pandemia se recoge la contratación de 2.500 sanitarios. Con la educación puede ocurrir lo mismo. Si el virus impide el normal desarrollo de las clases, a lo mejor hay que ir a grupos más pequeños, con ocupación de otros espacios, jornadas vespertinas de trabajo, contratación de más profesores, etcétera. Todo eso debe contemplarse al confeccionar el borrador de las cuentas regionales.
Hay varios grupos de la oposición que señalan como principal petición para el presupuesto el mantenimiento de la actividad industrial y la recuperación de la competitividad empresarial. Desde antes de que llegara el coronavirus a occidente la preocupación por la industria, y más específicamente, por la industria electrointensiva, era muy grande. Sin embargo, el presupuesto del Principado en esta cuestión tiene muy poco papel. Depende de decisiones del Gobierno central y de Bruselas. Adrián Barbón puede hacer gestiones ante esas instancias, pero la solución no pasa por realizar reservas presupuestarias. Lo que deben hacer gobierno y oposición sobre el presupuesto es llegar a un compromiso de aprobarlo tras una negociación transparente y carente de intereses partidarios.