La próxima semana el presidente del Gobierno pronunciará una conferencia bajo el título ‘España puede. Recuperación, transformación, resiliencia’, a la que están invitados los principales empresarios del país y los máximos responsables sindicales. Desde el entorno del presidente se ha avanzado que pretende ser un llamamiento patriótico a la unidad del país en torno a la lucha contra la pandemia, las grandes transformaciones que quiere acometer el Gobierno y el respaldo institucional. Pedro Sánchez pretende utilizar la buena sintonía con los agentes económicos y sociales para llegar fortalecido a la ronda con los líderes políticos que se iniciará dos días más tarde.
El curso político va a comenzar en una situación muy adversa para el Gobierno por el recrudecimiento de la pandemia. Por segunda vez en seis meses volvemos a tener el triste privilegio de ser la nación europea en que más avanzan los contagios. En la última semana, el número de casos por cada 100.000 habitantes llegó a ser de 99,1, mientras en EE UU. se situaba en 91,4. De esta situación, que inevitablemente nos acompañará durante semanas, trata de zafarse el Gobierno pasando la patata caliente a las comunidades autónomas, una operación muy artificial, que no prosperará porque ante la mayor emergencia sanitaria de los últimos cien años no puede declararse irresponsable el Ejecutivo. Este va a ser el principal punto de fricción entre Gobierno y oposición. El planteamiento de Pedro Sánchez va a provocar que los gobiernos regionales se sumen a la disputa política, creando un cruce de declaraciones entre dirigentes estatales y autonómicos que contribuirá a encrespar el ambiente y aumentar la confusión.
Los llamamientos a la unidad resulta pertinente hacerlos en época de crisis, pero tiene que ser sobre propuestas claras y desde la asunción de responsabilidades. El Gobierno tiene la obligación de liderar la lucha contra la pandemia. No basta con transferir dinero a las regiones y que cada gobierno autonómico haga lo que le plazca. No es una amenaza que se pueda contrarrestar parcelando el mapa. No hay tantos COVID-19 como autonomías, sino uno solo que trae en jaque a todas. Ante este panorama, la única vía que tiene el Gobierno para resistir los embates es la aprobación de los presupuestos del Estado. Sin ese instrumento es imposible soportar las adversidades que irán desde el curso escolar más accidentado de la historia, hasta la doble subida del desempleo y los contagios.