Aunque están pendientes de negociar las cantidades finales, en principio a Asturias le tocará el doble de lo que estaba inicialmente previsto de los fondos verdes. Lo verde y lo digital son valores al alza en la Unión Europea. Toda mercancía que se cobije bajo el paraguas verde, o el digital, tiene prioridad para ser financiada por la UE. Hace menos de un año se presentó en Bruselas el Fondo de la Transición Justa, en una ceremonia no exenta de emoción con mención expresa a los mineros asturianos. También se acordaron de los de Silesia y Macedonia. El fondo en cuestión tiene como finalidad ayudar a los países que extraen carbón para que lo sustituyan por energías renovables. Como el capital humano de la Comisión Europea pertenece a la estirpe de la burocracia, las cantidades de dinero que manejaron al principio eran mareantes: 260.000 millones de euros al año. ¡Qué fácil es hablar a lo grande con dinero ajeno! Luego, rebajaron los cálculos y empezaron a decir que el fondo sería de un billón de euros para diez años. En el momento de presentarlo, se adelantó una cifra, como anticipo, de 7.500 millones. A España le tocaban 307 millones. Entre Polonia, Alemania y Rumanía se llevaban más de la mitad del fondo. El reparto descolocó a los políticos asturianos, pero tiene su lógica: entre alemanes y polacos queman más de 400.000 toneladas de carbón al año, y se trata de pagarles para que no echen el CO2 correspondiente a la atmósfera. Hay que ver el dinero que perdimos por aceptar el cierre de las explotaciones mineras antes de que finalizara el año 2018. Nadie pensó que se llegaría a cobrar una pasta por cerrar una minería residual.
Fruto de las negociaciones sobre el Marco Financiero Plurianual 2021-2027 (el presupuesto de la UE), se redimensionó el Fondo de la Transición Justa hasta los 25.000 millones. Como el verde es un naipe ganador, también en el famoso Plan de Reconstrucción de la UE, de los 140.000 millones que hay para España, 10.000 se destinan a la transición ecológica. Hechas las sumas y las divisiones, a Asturias le tocan 630 millones, el doble de lo que se pensaba hace unos meses. Definitivamente, hay que pensar en verde. Es una cuestión de mentalización. En Bruselas están dispuestos a financiar estudios universitarios, variopintas actividades del sector terciario, cualquier cosa, con tal de que tenga la etiqueta verde de origen. El día menos esperado, un eurodiputado propondrá de declarar a los combustibles fósiles enemigos de la Humanidad.