El miércoles está citado Francisco Álvarez-Cascos en el Juzgado nº2 de Instrucción de Oviedo como investigado por apropiación indebida y administración desleal. La dirección de Foro, presidida por Carmen Moriyón, encargó una auditoria externa a la firma Vaciero sobre las cuentas del partido desde su fundación. En el informe aparece la percepción de sueldos y dietas por un importe superior al millón de euros y la imputación de gastos estrictamente personales (hoteles, zapatos, licencias deportivas) a las cuentas de Foro. En vista de las conclusiones, la directiva de Foro presentó una denuncia judicial. Por su parte el expresidente y fundador de Foro también ha tramitado diversas denuncias contra los actuales responsables del partido.

Es muy difícil hacer pronósticos sobre causas judiciales, máxime cuando se encuentran en los primeros pasos de la instrucción. Puestos a aventurar, imagino que habrá que delimitar el carácter personal o colectivo de algunas decisiones. Los soportes documentales tendrán su importancia. Quizás asistamos al fuego cruzado de testigos. Podríamos ampliar el campo de la especulación, pero es preferible esperar a las declaraciones de los principales protagonistas ante la juez.

La batalla judicial discurre paralela al conflicto interno en Foro entre partidarios de Moriyón y Cascos. Hace diez meses, Cascos dejó su cargo de vicepresidente, culpando a Carmen Moriyón de los malos resultados en las urnas, de falta de autocrítica, y de haberse convertido en una muleta del PSOE. Los resultados fueron malos, al bajar de tres escaños a dos, pero cuatro años antes, en las elecciones autonómicas de 2015, los resultados fueron pésimos al perder el 75% de los diputados, y Cascos no abrió ningún debate interno. Si somos ecuánimes, hay que reconocer que Cascos es el autor de la gran hazaña electoral de Foro, al ganar los comicios de 2011 con un partido creado cuatro meses antes, y también es el máximo responsable de los grandes fracasos del partido en 2012 y 2015. Cuando Carmen Moriyón encabezó la candidatura autonómica, Foro era ya un partido desdibujado, carente de credibilidad y sin predicamento social. En cuatro años, Cascos pasó por tres cargos internos –presidente, secretario general y vicepresidente– por iniciativa suya, y al resto de dirigentes hay que acusarles de haber consentido semejante esperpento. El enredo en los juzgados tiene su propia dinámica, pero la figura de Cascos, políticamente, está muy dañada.