Fiel a su estilo, Izquierda Unida es más veces noticia por sus cuitas internas que por la actuación en las instituciones. Es una característica distintiva de todos los grupos que se sitúan ideológicamente a la izquierda de la socialdemocracia. IU de Asturias había elegido una dirección colegiada cuando tocaba, en la asamblea de turno. Los mandamases de Madrid rechazaron la elección porque había sido realizada por delegados y no por el voto de todos los afiliados. Los burócratas son celosos guardianes de los estatutos. El próximo sábado culmina la repetición del proceso. El debate en IU gira sobre mantener su identidad como grupo autónomo o desaparecer como fuerza política para fusionarse en una convergencia de siglas hegemonizada por Podemos. IU de Asturias es una de las organizaciones más fuertes dentro de IU federal y en su interior siempre fue mayoritaria la corriente que defiende la independencia de Izquierda Unida, actualmente encabezada por Ovidio Zapico. En favor de su tesis opera la experiencia de cinco años en la Junta General del Principado, donde IU y Podemos tuvieron más desencuentros que acuerdos. A ello hay que unir otro tipo de consideraciones de carácter general, como es el hecho de que ambos grupos provengan de culturas políticas distintas. IU siempre tuvo lazos sólidos con el sindicalismo de clase, mientras que Podemos nació y creció al margen de ese mundo.
Ante el pulso en las urnas entre los que quieren mantener la autonomía y los que buscan la disolución de la siglas de IU en la convergencia con Podemos, ha intervenido nada menos que el secretariado del comité central del Partido Comunista de España, una organización-museo que no compite en las urnas, pero dice a los demás lo que tienen que hacer, en este caso fundirse con el partido morado. El líder es Enrique Santiago, propietario de la casa donde se alojó Pablo Iglesias en Lena este verano, hasta que apareció una pintada como las que había en las carreteras para animar a Contador, pero con una leyenda distinta.
El PCE lleva 38 años sin presentar candidaturas a las elecciones generales. Durante décadas maniató a IU, impidiéndole desarrollar todo el potencial que tenía cuando la fundó Gerardo Iglesias. Desde hace mucho tiempo son algo parecido a una peña de excombatientes, pero tienen la pretensión de guiar a la izquierda del siglo XXI por la senda del progreso. El intento sería baldío sino fuera porque cuentan con la complicidad de Pablo Iglesias. El ascensor estará lleno cuando se suba Torra.