Mientras se cierran las puertas de las tres urbes más importantes de la región, con todo lo que ello comporta de alteración de la normalidad, desde el estamento político se dan los primeros pasos para la confección del presupuesto del Principado del próximo año. Las cuentas regionales tendrán que registrar, como primera prioridad, la provisión de ingresos para hacer frente a la pandemia. El Gobierno asturiano va a aumentar su deuda en 74 millones de euros para agilizar pagos y cubrir parte del déficit del pasado ejercicio. En los últimos días se suceden las llamadas a la responsabilidad de los ciudadanos, pero si se quiere ser eficaz, en las cumbres de los consejeros de Salud, presididas por el ministro Illa, deben acordar una subvención para las mascarillas. No se puede cerrar los ojos a la realidad. Con los precios actuales, la gente se pone el rectángulo de fibra azul sobre boca y nariz y no lo cambia hasta dentro de una o dos semanas. En la actualidad, la mascarilla sirve para evitar la multa, no para evitar el contagio. Si todo el mundo usara mascarillas en buen estado no habría tantos infectados cada día. Ni tantos muertos.
Desconozco si los dirigentes de IU y Podemos hablaron de este asunto en la primera reunión que celebraron para aunar criterios sobre los presupuestos de 2021. Aseguran que la cercanía ideológica hace que compartan criterios sobre educación, fiscalidad, políticas industriales, etc. Esa es una explicación teórica que en la práctica no se cumple. Desde 2015 hasta 2019 tenían también la misma sensibilidad social, industrial, etc., y tuvieron posturas divergentes ante los distintos presupuestos del Principado. La clave no está en los programas, sino en las estrategias. Para IU es fundamental formar un bloque de izquierdas para gobernar la región, mientras que Podemos tenía, en el anterior mandato, como primer objetivo quebrar la hegemonía del PSOE; ahora con cuatro diputados (en vez de nueve), y frente a un gobierno socialista que cuenta con seis escaños más que en la pasada legislatura, imagino que revisarán las prioridades.
El Gobierno socialista no va a negociar los presupuestos con los dos partidos a la vez, cuando en el día a día parlamentario tampoco hacen causa común. La relación entre las dos organizaciones a escala nacional tampoco atraviesa el mejor momento. Otra cosa es que el Partido Comunista, encabezado por Enrique Santiago, se encuentre dispuesto a pasar del museo de la historia a las vitrinas de Podemos.