La tercera y última jornada del debate del estado de la región estuvo dedicada a la defensa de las propuestas que cada grupo sometía a la aprobación de la Cámara. Hay un clima de unidad como nunca se había dado en la Junta General del Principado en víspera de elaborar los presupuestos de 2021. Aun así, la proclividad al pacto admite matices.
Los socialistas, hábilmente, presentaron iniciativas de difícil rechazo, como la petición de un estatuto para las industrias electrointensivas o la implantación del arancel ambiental en la Unión Europea para el acero de importación. Lograron que sus veinticinco propuestas salieran aprobadas. Cuatro partidos de la oposición mantuvieron la estrategia de la entente. Daniel Ripa defendió la necesidad de llegar a acuerdos para que nadie quede atrás; puso en duda la posibilidad de extenderlos a fuerzas políticas como Ciudadanos, porque se diluiría la posibilidad de avances progresistas. Traducción: le gusta más un acuerdo de los tres partidos de izquierda. Si vamos a lo real, como quiere Ripa, las propuestas de su grupo (invertir en salud pública, eliminar la lista de espera en la dependencia) no son una línea roja para nadie. Ángela Vallina pidió que hubiera una mayoría parlamentaria estable y exigió que el Gobierno negocie primero con los grupos de izquierda. Seguro que Barbón da a IU un trato preferente, pero eso no condiciona el contenido de un presupuesto de amplia base parlamentaria. Foro solicitó apoyo a sus medidas, entre las que están las ayudas directas a la natalidad, una demanda que hace en solitario el partido de Carmen Moriyón. Volvió a renovar su oferta de negociar los presupuestos. Ciudadanos (Sergio García) mostró más disponibilidad que nadie para llegar a un acuerdo sin condiciones, que abarque desde los «ultraconservadores hasta los comunistas».
El PP y Vox mantuvieron un perfil propio, ajeno al espíritu de acuerdo pluripartidista que sobrevuela en el Parlamento. Beatriz Polledo (Partido Popular) rechazó el dogmatismo del Gobierno que le lleva a mirar con escepticismo las propuestas de los que no «sean sus afines». Señaló que el consenso, en versión Barbón, es una simple ratificación de sus propias decisiones. Tras criticar la gestión de la crisis sanitaria, recordó que la oferta de diálogo del PP es abierta y sincera. Por su parte, Vox (Sara Álvarez) mantuvo la crítica frontal al Gobierno y no bajó un ápice el listón de sus exigencias: cero euros de subvención a partidos, sindicatos y patronal.