Las líneas generales del proyecto de presupuestos para 2021 son positivas para los agentes y colectivos sociales, siempre tan sensibles al crecimiento del gasto social. Cumplen con la condición de cuentas expansivas, lo que permite elevar el gasto en sanidad, educación y servicios sociales a cotas máximas.

Nunca hubo tantas personas trabajando en la sanidad y la educación asturianas. Como medida estrella aparece en los presupuestos un fondo de rescate de cien millones de euros que está destinado para los sectores más afectados por las políticas restrictivas contra la transmisión del virus. Por desgracia es fácil pensar en la hostelería, el pequeño comercio, el turismo, el ocio, el sector de la cultura o el deporte, privados de público por decisión gubernamental. Para los agentes sociales el fondo es una prioridad. Según algunos partidos de la oposición el fondo es susceptible de ganar tamaño. El PP va a introducir enmiendas parciales con ese objetivo, pero no ha aclarado si descarta la presentación de una enmienda a la totalidad. Si se inhibe, Vox se quedará con el monopolio de la oposición real al Gobierno. Si la presenta, el elector de centro buscará refugio en otras siglas. Difícil dilema. En términos prácticos, las enmiendas parciales resultan más factibles cuanto menos cuantía comporten. Para incorporar una enmienda hay que quitar dinero de una partida del presupuesto y llevarlo a otra. No es fácil hacer un hueco, y más aún si la cantidad de dinero es grande. Por eso es importante negociar antes de que se registre el proyecto de presupuestos en la Junta General del Principado.

A los empresarios también les interesa un fondo de rescate que evite quiebras en cadena por el cierre administrativo de los negocios. No hay duda de ello. El incremento de la inversión productiva también es una buena noticia, aunque parte de ella dependa de los fondos europeos extraordinarios que están por llegar. Ahora bien, más allá de los rigores de la coyuntura, los empleadores necesitan de otros cambios que hagan más factible su tarea. El Consejo General de Economistas acaba de dar a conocer un estudio sobre competitividad de las comunidades autónomas donde aparece Asturias, como la única región, junto a Aragón, que retrocede. En nuestro caso, la competitividad está lastrada por la alta fiscalidad y el déficit de infraestructuras. Llama la atención que seamos incapaces de crear un mejor entorno para las empresas. No es cuestión de dinero, sino de mentalidad.