Cuarenta y ocho horas antes de celebrarse la sesión parlamentaria sobre las enmiendas a la totalidad de los presupuestos, el PP movió pieza presentando tres enmiendas a la totalidad, a la mañana, y una de devolución, a la tarde, porque el Gobierno no había contestado a los planteamientos de la mañana. No es muy usual que los grupos de oposición utilicen ese procedimiento, pero cada partido es muy libre de escoger la táctica que considere conveniente para encarar el pleno de los presupuestos que, como todos los años, se celebrará en dos sesiones, una dedicada a las enmiendas a la totalidad, y otra, una semana más tarde, sobre las enmiendas parciales y la votación final de las cuentas.
Las enmiendas de la mañana contemplan tres propuestas: incrementar en cien millones de euros el fondo de rescate, crear un fondo de compensación para los ayuntamientos de quince millones, y crear un fondo adicional de 40 millones para la industria electrointensiva. Expuestas las iniciativas, se entiende que el PP asume el resto del proyecto del Gobierno regional. Si hace quince días o un mes, se lanzan esas propuestas cualquier observador entendería que se trata de enmiendas parciales, porque ninguna de ellas, por sí misma, responde a la filosofía de una enmienda a la totalidad. En un caso se trata de duplicar los recursos de un fondo que ya existe, y las otros dos tienen que ver con la ampliación de subvenciones a los ayuntamientos y a la industria. Por una razón conceptual, la más difícil de aceptar es la que tiene que ver con la industria electrointensiva, porque esa cuestión es de entera competencia del Estado. Planteado el asunto en términos concretos, resulta inimaginable que una pequeña región uniprovincial, con un presupuesto de 5.000 millones, se permita gastar 40 millones en abaratar la electricidad a un gigante multinacional como Arcelor. El Principado puede bajar impuestos o aportar suelo industrial barato, pero cofinanciar el gasto en electricidad a una empresa de ese tipo sería muy difícil de explicar a los asturianos. Además, por coherencia, ese gasto se repetiría todos los años, hasta que el Gobierno de España se dignara hacer lo que tiene que hacer.
Hace unos días, las tres enmiendas mañaneras eran perfectamente negociables, pero dar unas pocas horas de tiempo al Gobierno para que conteste es algo más que un ultimátum. El miércoles se discutirán las enmiendas a la totalidad de Vox y del PP. No hacía falta un recorrido tan sinuoso para llegar a este resultado.