La aprobación de los presupuestos del Principado para el presente año ha dejado algunas enseñanzas. Nunca habían sido apoyadas las cuentas regionales por tantos grupos parlamentarios (cinco) y un número tan alto de diputados (treinta y dos).
Que haya muchos partidos en la Cámara no es razón para impedir la formalización de acuerdos. La experiencia lo muestra; en las actuales circunstancias, con el antagonismo entre Pedro Sánchez y Pablo Casado marcando la vida política española, la Junta General del Principado se convirtió en excepción.
Por todo el mapa autonómico, PSOE y PP bloquean las instituciones si el que está en la oposición tiene escaños para ello. En Asturias, la debilidad parlamentaria del PP posibilitó que hubiera un mayor pluralismo político y de ahí el resultado alcanzado.
Integrar
El acuerdo entre varios partidos aporta el plus de integrar más sensibilidades sociales. Es distinto unos presupuestos aprobados por un partido que por cuatro, aunque en ambos casos tengan los mismos escaños.
Un partido puede tener una mayoría electoral más o menos coyuntural, pero es prácticamente imposible que esté respaldado por una mayoría social que responda a varias ideologías. Sin embargo, los presupuestos asturianos de 2021 tienen detrás a grupos tan divergentes como Podemos y Foro, ampliando el respaldo social.
Al hablar de pactos beneficiosos es importante señalar que los siete grupos parlamentarios asturianos responden a los intereses generales de la región. Tienen distintas visiones, pero trabajan por el bien común, con aciertos y errores.
Digo esto porque el 7 de enero del pasado año subió a la tribuna del Congreso de los Diputados, Montserrat Bassa (ERC), y en medio del debate de investidura de Pedro Sánchez se atrevió a decir: «Me importa un comino la gobernabilidad de España». Tamaña desfachatez no fue óbice para que su grupo, ERC, se convirtiera en socio estratégico del Gobierno presidido por Pedro Sánchez.
Una contradicción tan lacerante no se da en las instituciones asturianas, porque ningún diputado subirá a la tribuna de la Junta General del Principado para decir que se pasa por el forro los intereses generales de la región. Cualquier pacto es siempre entre fuerzas que suman, porque Asturias no tiene enemigos dentro de la Cámara.
Constatado el acierto del amplio pacto presupuestario es importante hacerse dos preguntas para el futuro inmediato: ¿Cómo se llegó al acuerdo? ¿Se puede extender a otras cuestiones?
Hay dos elementos que propiciaron el consenso. La mayoría de los grupos entendieron la gravedad del momento con la pandemia exigiendo más recursos para la sanidad, la educación, los sectores económicos castigados por los cierres de los negocios, etcétera. De ahí llegaron a la conclusión de que no se podía rechazar el proyecto presupuestario. Con ese ánimo fueron a la negociación.
El otro elemento fue la postura del presidente del Gobierno, al renunciar a los tics de izquierda, como subir los impuestos, y rechazar de raíz la táctica de los «vetos cruzados» (grupos de izquierda y derecha negándose a compartir un mismo presupuesto). La doctrina de la unidad de la izquierda que opera en otras regiones quedó sustituida por la oferta de un pacto transversal que suscitó más apoyos y proyectó sobre la sociedad el mensaje de la unidad.
Tareas
Al empezar el año hay tres tareas perentorias: la lucha contra la pandemia y su temida tercera ola, la presentación y defensa de los proyectos que optarán a los fondos europeos de recuperación y la solución al problema del coste eléctrico para las industrias electrointensivas.
Dejo a un lado la pandemia que, por fortuna, no ha provocado por ahora la división de las fuerzas políticas, y, además, se gestiona desde Asturias. Los otros dos asuntos se deciden en Madrid.
A juzgar por las declaraciones de los portavoces de la oposición, el coste de la electricidad se rebaja si Adrián Barbón abandona toda tentación de moderación, cruza el Negrón y monta el número en Madrid. Así de simple.
Como la mayoría no tienen experiencia política, creen que problemas de esa envergadura se remedian así. Y como también carecen de memoria política, desconocen que ningún asunto complejo de una región lo desatascó su presidente echándole un pulso al presidente del Gobierno de la nación. De la afirmación anterior excluyo a Cataluña y el País Vasco porque gozan de otro estatus.
Pues sí, para remediar el abuso del coste energético y lograr que los proyectos asturianos tengan financiación europea hace falta jugar la baza de la unidad de las fuerzas políticas, porque detrás de ella está el mapa completo de la región.
Claro que hay que hablar en Madrid, pero desde la unidad institucional. Y desde esa misma unidad se pueden realizar actos públicos. Por cierto, las dos grandes centrales sindicales deberían hacer un ejercicio de imaginación y sortear los impedimentos que causa la pandemia (la manifestación en coches, como hace la escuela concertada; también lo hizo Vox, pero no es muy oportuno sacarlo a colación) para que constara la preocupación de los trabajadores ante el grave situación de la región.
No sé si tiene mucho sentido jugar a ser oposición de los presupuestos, pero no arrimar el hombro en el problema de la electricidad y de los fondos europeos incapacita para gobernar.