Los grupos parlamentarios del Partido Popular, Ciudadanos, Podemos, IU y Foro han votado a favor de la celebración de un pleno extraordinario de la Junta General del Principado sobre la industria regional. En contra de la iniciativa se posicionaron el PSOE y Vox. Si dejamos a un lado la pandemia del coronavirus, la gran cuestión que planea sobre la opinión pública asturiana es la crisis industrial derivada de la transición energética exprés y de la falta de apoyos del Gobierno central a las factorías de nuestra tierra que soportan una factura eléctrica que las deja sin posibilidad de competir con las plantas de los principales países europeos. Todo estaba claro cuando empezó la legislatura autonómica, pero la reciente aprobación del estatuto para las industrias electrointensivas coloca a las principales fábricas de nuestra región en una situación límite.

En el primer curso parlamentario de la actual legislatura se celebró, a petición de IU, un debate sobre la problemática industrial. Desde entonces, las cosas lejos de mejorar, empeoraron. Procede, por tanto, que la Cámara asturiana someta a debate la delicada coyuntura en la que se encuentra el núcleo duro del sector industrial y se tomen medidas concretas. No puede ser un debate para la galería, retórico, con fuego cruzado entre el Gobierno regional y la oposición; cada cual que haga las críticas que quiera, por supuesto, pero para los intereses asturianos lo más importante es que se apruebe, por consenso, una línea de actuación ante el Gobierno central que no ha mostrado la mínima sensibilidad hacia las empresas y los trabajadores asturianos, sabiendo que está en juego el modelo económico de la región y decenas de miles de empleos en esta comunidad.

En un Parlamento devaluado, con pocos plenos y con preguntas al presidente que se registran con cinco días de antelación, es reconfortante que se empiece a debatir de cosas que en la calle se hablan casi a diario.