La denuncia realizada ante la mesa de contratación del Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA) por dos empresas que se presentaron al concurso para demoler las antiguas baterías de cok de Avilés se ha abierto un hueco en la escena regional. La naturaleza de las empresas, una de ellas conocida por todos los asturianos, y el hecho que la persona señalada sea Álvaro Álvarez, hombre fuerte del socialismo avilesino durante más de dos décadas, contribuye a darle relieve al asunto. Según la denuncia, Álvaro Álvarez no solo se ha ofrecido a mediar ante la mesa que decide el concurso sobre la demolición, una actuación licitada en 15,6 millones de euros, sino que ha pedido una comisión cifrada en el 1%. Una acusación muy grave que la mesa ha trasladado a la Fiscalía.
Una vez que Álvaro Álvarez dio su versión sobre la cuestión, dejando en un encuentro informal el contacto habido con los empresarios y asegurando que no se ofreció a mediar ni tenía ninguna capacidad de decisión sobre el citado concurso ni solicitó ninguna contraprestación pecuniaria, el secretario general del PSOE de Avilés, el diputado autonómico, Fernández Huerga, dio el respaldo más rotundo que se pueda imaginar a su compañero de partido: «Tengo la absoluta certeza de que las acusaciones son falsas y que todo quedará aclarado porque ni Álvaro Álvarez se ofreció a mediar, ni mucho menos solicitó contraprestación». En lenguaje coloquial, Huerga mete la mano en el fuego por Álvarez. No solo eso, sino que de la defensa de una persona concreta pasa a una consideración general, «es una ilusión o una manipulación pensar que alguien pueda tener capacidad de influencia sobre un contrato de la Administración pública». En 43 años de democracia, se han visto numerosos casos en que personajes de la izquierda y la derecha tuvieron capacidad para decidir sobre contratos públicos. La corrupción en la Administración no es, por desgracia, una rara avis ni está teñida de un solo color político. Una cosa es defender a Álvaro Álvarez y otra contar cuentos de hadas.
Hasta el momento hay un llamativo contraste entre las declaraciones enérgicas, apasionadas e indubitables del socialismo avilesino y el silencio de la FSA. Comprendo que la solicitud voluntaria de baja temporal en el partido, presentada por Álvaro Álvarez, evita a la dirección regional tomar medidas inmediatas, pero tratándose de una personalidad con una trayectoria tan importante en el socialismo regional el silencio es muy chocante.