Una querella presentada por el policía asturiano, Rubén Eladio López, en 2018, ha empezado a caminar. La Audiencia Provincial de Madrid ha convocado a miembros de la cúpula policial de la época en que gobernaba Rajoy con Jorge Fernández de ministro del Interior, por posible comisión de delitos relacionados con pertenencia a una organización criminal y ocultación de pruebas. La querella de Rubén Eladio López se presentó ante las dificultades puestas desde el interior de la policía para investigar el caso del ‘pequeño Nicolás’, un asunto en el que estaba implicado el comisario José Manuel Villarejo.

Bárcenas y Villarejo son dos figuras que aparecen de protagonistas en todos los escándalos de naturaleza político-económica surgidos en las administraciones gestionadas por el PP. La próxima semana, Luis Bárcenas aparece citado por tres jueces en tres causas distintas. En la Audiencia Nacional está convocado por el juez Santiago Pedraz que investiga el posible delito de cohecho perpetrado a través de la adjudicación de contratos a empresas que realizaron donaciones al PP. El juez Manuel García Castellón, que instruye el sumario sobre la ‘operación Kitchen’, lo ha llamado para declarar sobre la trama urdida desde el Ministerio de Interior para sustraerle documentación sobre la contabilidad ‘b’ del partido. Por último, también será interrogado sobre el ‘caso Púnica’. Al parecer el extesorero va a pedir aplazamiento de las citas porque la cabeza no le permite abarcar tanto en tan poco tiempo.

Todo esto ocurre cuando las elecciones catalanas entran en la recta final. En algunas encuestas Vox se ha puesto por encima del PP y eso que Alejandro Fernández es un candidato solvente como ha acreditado en el debate de la televisión nacionalista. Aun así para el elector constitucionalista que quiere desalojar a los indepedentistas de la Generalitat, la matraca de las confesiones de Bárcenas, la mano de Villarejo que mece la cuna y las chapuzas de la Policía que quería desactivar la bomba contable del extesorero son un hándicap para el voto. Pablo Casado no ha tenido tregua desde que se puso al frente del partido, pero en la vida pública cuando uno llega a un puesto determinado tiene que asumir todos los errores cometidos en el pasado, ya que en política las herencias no son a beneficio de inventario. Explicar a la opinión pública que todos los quebraderos de cabeza provienen de la etapa de Rajoy quizás no sea suficiente para vencer el prejuicio ante las urnas.