En la Junta General del Principado Adrián Barbón ha reiterado su absoluto respeto por la Justicia en la investigación sobre el presunto delito de tráfico de influencias cometido por el exviceconsejero del Gobierno de Javier Fernández, Álvaro Álvarez, en torno al concurso para adjudicar la demolición de las baterías de Cock. El presidente del Principado ha dicho que se pone a disposición de la Fiscalía. El asunto es lineal: una empresa que participa en el concurso comunicó a la mesa de contratación que Álvarez se había ofrecido a realizar gestiones para que les adjudiquen la obra a cambio de beneficio económico. Por su parte, el dirigente avilesino niega de plano esa versión y afirma que es un simple jubilado sin ninguna capacidad para presionar en una contratación que realiza la Administración central a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi). La Sepi trasladó a la Fiscalía la denuncia realizada por la empresa.
Barbón y Álvarez militaron siempre en el mismo partido, pero en sitios alejados y en bandos opuestos. El actual presidente es un exponente del socialismo de las cuencas mineras, mientras que Álvarez fue el hombre fuerte del PSOE avilesino durante 22 años. Cuando Barbón era alcalde de Laviana, Álvarez saltó a la política autonómica de la mano de Javier Fernández para ser vicenconsejero durante dos legislaturas. En las primarias a la secretaría general de la FSA que ganó Barbón, Álvarez y la mayoría de la agrupación de Avilés apoyaron a José María Pérez, candidato que saldría derrotado.
No hay que ser un psicólogo para percatarse de la absoluta despreocupación con que recibieron en el Principado la noticia, mientras que entre los dirigentes socialistas de Avilés ocurría lo contrario. En la política los afectos y las lealtades juegan un papel. Es muy distinto gobernar una ciudad, hombro con hombro, o participar en batallas políticas regionales formando parte del mismo bando, que militar en un territorio tan característico como la cuenca minera, y formar parte del otro bando en las luchas internas de la FSA. En el año 2000, Álvarez fue el candidato a la Secretaría General de la FSA del sector renovador (socialismo de la costa), frente a Javier Fernández que era el hombre de Villa (oficialistas). Las poderosas agrupaciones de las cuencas (San Martín del Rey Aurelio tiene más militantes que Avilés) apoyaron a Fernández y ganó. Veinte años más tarde, Villa, Fernández, Álvarez y Barbón no tienen puntos de contacto.