Tras afirmar en la Junta General del Principado que se había abierto una “brecha insalvable entre el Gobierno socialista y el grupo parlamentario de IU”, Ovidio Zapico compareció ante los medios para decir que la situación con el Principado se había reconducido. En un lapso de 24 horas se pasó de la ruptura imparable con el tradicional socio de la izquierda a la reconciliación. El coordinador general de IU explicó cómo se había cerrado la brecha: el Principado se aviene a confeccionar una lista de las obras más urgentes que se deben realizar en las viviendas sociales de Vipasa y a estudiar la situación socio-económica de los inquilinos. Así de fácil.
En la Cámara es necesario medir bien las palabras, sobre todo si se anuncian pactos o rupturas. Desdecirse de los anuncios parlamentarios tiene un coste, máxime si el cambio de postura se produce sin solución de continuidad. Una actuación tan irreflexiva es propia de un partido novel, pero IU no tiene derecho a cometer esos errores porque esta primavera cumple 35 años bregando en las instituciones. Una vez lanzado el órdago de la ruptura, lo más adecuado era esperar a que el Gobierno moviera pieza. Los que siguen la política asturiana sabían que IU y PSOE se acabarían entendiendo, pero no de una forma automática y sin compensaciones. En política, los anuncios de listado de obras o de realización de estudios carecen de valor. Otra cosa hubiera sido desplazar al director general de turno por haber sido el causante de la fricción. La Administración tiene muchos puestos para una persona tan preparada. El acuerdo al PSOE le sale gratis, mientras que IU hizo una demostración gratuita de debilidad, como siempre que alguien anuncia una medida que luego no se atreve a ejecutar. La rectificación ya había empezado nada más terminar la comisión parlamentaria, cuando Ángela Vallina manifestó que ya estaban hablando los dos socios para reconducir la situación. Increíble.
En Asturias IU siempre sintió vértigo al alejarse del PSOE. Puede discrepar de una u otra política, pero acepta la primogenitura de los socialistas en la izquierda. Esa es una diferencia con Podemos. Bien es cierto que, a veces, pagó caro el enfrentamiento y al no apoyar la investidura de un candidato socialista se encontró cuatro años más tarde con la mitad de los escaños. Ahora bien, la sumisión incondicional tampoco da réditos. La historia de Vipasa es larga, accidentada y bastante lamentable. No valen los apaños. Se necesitan caras nuevas.