En la comisión parlamentaria dedicada a valorar la gestión realizada en la pandemia, Ciudadanos introdujo una propuesta pensando en futuras crisis sanitarias en la que recomendaba la colaboración con el sector privado para aliviar la presión sobre hospitales y centros de salud. Una aportación lógica. No hace falta ser un experto gestor sanitario para darse cuenta de que ante una emergencia no se puede prescindir de importantes equipamientos y un grupo notable de profesionales por el hecho de trabajar en centros que no sean propiedad del Principado.

Pues bien, los tres grupos de la izquierda (PSOE, Podemos, IU) han unidos sus escaños para impedir que las clínicas privadas puedan colaborar en la lucha contra nuevas pandemias. Sólo pertrechados de la ideología más rancia se puede rechazar lo que dicta el sentido común. Resulta que solo si los trabajadores sanitarios tienen la condición de funcionarios están capacitados para atender a los enfermos infectados. Es distinto un neumólogo contratado por un hospital privado en horario de tarde, que ese mismo especialista del pulmón trabajando a la mañana bajo la jerarquía del Principado. En un caso no es apto para atacar al coronavirus y en el otro está totalmente preparado. Llegado el caso es mejor tener a los pacientes en camas por pasillos públicos antes que atenderlos correctamente en habitaciones de hospitales privados ¿Cuál es el déficit o la incapacidad del sector sanitario privado para que no pueda curar a los asturianos contagiados?

El asunto se hace completamente inexplicable si tenemos en cuenta que el Principado firma conciertos con las clínicas privadas para hacer todo tipo de actos médicos. Ahora bien, la actuación más importante, la que concentra todos los focos sobre ella, no puede compartirse con las clínicas concertadas, aunque suponga una mejora indudable para los asturianos enfermos. Puestos a confundir se saca a airear el prejuicio: la sanidad pública es gratis y la privada se paga. En realidad, ninguna es gratis, una se paga con impuestos y la otra directamente cada paciente. Cuando el Principado deriva un paciente a una clínica concertada el enfermo no paga nada. No hagamos trampas. Lo natural es que ante la presión asistencial las clínicas privadas hubieran estado colaborando desde la primavera pasada. Visto lo visto, parece que la ideología tiene prioridad sobre la salud. Ya lo decía una octogenaria en la cola del súper: “no van a privatizar el covid”. Acabáramos.