Lo mínimo que se le debe exigir a un director general cuando comparece en el Parlamento es que no deje en mal lugar al Gobierno que representa. Puede ser que la gestión concreta de la que tenga que dar cuenta sea muy difícil de defender o de justificar, pero entonces le toca comerse el marrón. Lo que resulta descabellado es que el director general realice una intervención tan desnortada, propia de un marciano en la Junta General del Principado, que el líder del partido más afín al Ejecutivo, el aliado más fiel del Gobierno, tenga que tomar para la palabra para decir: “esto es una burla y una provocación constante. Acaba de abrir usted una brecha insalvable entre este grupo parlamentario y su Gobierno” Las palabras son de Ovidio Zapico, coordinador general de IU, y van dirigidas a Fermín Bravo, director general de Vivienda del Principado. Ya puede Adrián Barbón desplegar sus mejores artes dialécticas con los grupos de la oposición para aprobar el presupuesto o el fondo de rescate, que si luego llegan sus altos cargos y zahieren a los amigos, sus esfuerzos terminarán por ser baldíos. Y todavía queda mucha legislatura.
Lo más llamativo es que el director general fue requerido por IU para informar sobre los problemas detectados en viviendas sociales del barrio de La Calzada, gestionadas por Vipasa. Un asunto muy concreto. Los arrendatarios aseguran que Vipasa no les da ninguna explicación. Tampoco lo hizo Fermín Bravo, que prefirió referirse a su largo currículo en el campo de la vivienda, para terminar en plan estadista, recordando el consenso alcanzado sobre la no utilización de las personas vulnerables en el debate político. Tan docto y todavía no conoce la política de alianzas de su propio Gobierno. Para el director general, IU y Podemos cruzaron una línea roja. Formidable. Así que los parlamentarios no pueden preguntar al Gobierno por las condiciones insalubres en que se encuentran viviendas de propiedad pública. Si eso es cruzar una línea roja, callar ante semejante degradación es perder la vergüenza.
IU y Podemos arrojaron un guante a la cara del Gobierno, pero al acabar la sesión llegó Ángela Vallina para decir que PSOE e IU habían iniciado negociaciones para “recomponer sus relaciones después del desencuentro”. IU tiene dos diputados, uno dice que se abrió “una brecha insalvable” con el Gobierno, y el otro (otra) ya está pegando los platos rotos. La primera condición para que un partido político sea respetado es que se tome a sí mismo en serio.