El PP se plantea como objetivo estratégico la unión del centro-derecha. Según sus dirigentes sería una condición necesaria para poder mandar al PSOE a la oposición. Hasta hace unos años el PP tenía el monopolio de la derecha y desde esa posición llegaron Aznar y Rajoy al poder. No parece que en el corto y medio plazo se vaya a volver a ese escenario, porque Vox es una fuerza emergente que amplía su representación en cada cita con las urnas. No debe esa realidad desanimar a los populares, porque el PSOE siempre compitió con otras fuerzas en el campo de la izquierda (PCE, IU, Podemos) y, sin embargo, lleva casi veinticinco años al frente de distintos gobiernos de España.
La reunificación del centro-derecha es en Asturias más perentoria porque hay cuatro grupos (PP, Ciudadanos, Vox y Foro) disputándose la tarta de los votos. Para hacer el reagrupamiento lo más importante no está en el trasvase de afiliados, que salvo circunstancias especiales de fuerte crisis interna, siempre es un flujo limitado, sino en la captación del electorado. La experiencia de Asturias en esta materia es muy aleccionadora.
Desde las primeras elecciones autonómicas la derecha siempre estuvo en minoría en la Junta General del Principado, salvo en una ocasión: los comicios de 2011 en la que obtuvieron una mayoría absoluta aplastante: 26 escaños (Sergio Marqués en 1995 gobernaba en minoría, con 21 diputados). La única y rotunda victoria de la derecha se produjo con el electorado escindido entre Foro (16 diputados) y el PP (10). El axioma de que sólo se puede gobernar con un solo partido es falso, como lo demuestra la experiencia socialista, a escala nacional y regional, y la historia de la derecha asturiana que tiene una larga trayectoria de ocupar los escaños de la oposición como único partido de derechas. La verdadera cuestión del reagrupamiento está en el liderazgo. En 2011, el liderazgo de Cascos y la acertada estrategia de Foro mandaron al PSOE a la oposición. En el mercado de los votos, una segunda marca –en aquella coyuntura, el PP- sirvió para atraer a toda la gente de derechas que tenía fobia a Cascos, que en caso contrario se hubieran quedado en casa sin participar. Si la mayoría electoral no se plasmó en la acción política fue porque el PP se alió con el PSOE de Javier Fernández, dejando defraudado a su electorado. Desde entonces, y van ya tres elecciones autonómicas, nunca obtuvo más de 11 diputados. Por cierto: Rajoy tuvo mucho que ver en aquella frustrada historia de la derecha.