En los últimos veinte años se cerraron 621 aulas de la enseñanza no universitaria. Para el próximo curso se prevé el cierre de otras 77 aulas (27 en Infantil, 40 en Primarias y 10 en Secundaria), así que el proceso de cierre se acelera. La variable aulas está en función de los nacimientos. En 2017 hubo más de 6.000 nacimientos en Asturias, mientras que el año pasado no llegaron a los 5.000. También aumenta la caída de nacimientos.
Un territorio sin relevo generacional carece de futuro. Permanecerá la geografía y una cierta fauna, pero por no haber, no habrá ni desempleo. Los datos del censo pueden pasar relativamente desapercibidos, como ocurre con todas las cifras, pero el cierre de aulas y colegios, no. Asturias siempre fue una de las regiones más instruidas, como corresponde a su temprana industrialización. Sin ánimo de ofender, digamos que la enseñanza, la transmisión de conocimientos, en nuestra región no tuvo históricamente nada que ver con lo que ocurría en Murcia, Andalucía, Valencia, Baleares o La Mancha. Ahora destacamos por el repliegue del sector.
El mayor problema de Asturias es su declive demográfico, causa del resto de males que tiene su primera consecuencia en el recorte de una red escolar potente que lleva la educación hasta el último rincón de la región. Por primera vez en esta legislatura se trata de abordar el declive con la creación de la figura del Comisionado para el Reto Demográfico. Es tan grave la situación que hay que aprobar un plan de choque para la natalidad con ayudas directas. Ya sé que es costoso, pero no queda otro remedio. Un año se dieron ayudas (Zapatero) y nos pusimos por encima de los 8.000 nacimientos. No entiendo cómo los grupos parlamentarios, con la excepción de Foro, son tan insensibles a este hecho. El Principado debe hacer lo imposible por mantener las dos redes escolares, dado lo que suponen para villas y pueblos. Mientras se trata de invertir la curva de nacimientos, habrá que hacer un chequeo a fondo de la educación. Una puesta al día radical. El 66% de los actuales estudiantes de Primaria van a estudiar carreras para trabajos que no existirán. Hay que tener la valentía de formar para ese futuro incierto que tiene muy poco que ver con el presente. El presidente Barbón tiene la suerte de contar con el suficiente capital humano en la educación para ser pioneros en recorrer ese camino ¿Por qué el Principado no organiza unas jornadas muy abiertas, muy plurales, sobre lo que se debe enseñar para la próxima década?