La relación entre el PP y Ciudadanos es de guerra abierta. El PP trata de captar los afiliados del partido naranja y este se defiende con reuniones internas donde se llama al cierre de filas. Fran Hervías, el número dos del partido en la época de Albert Rivera, se pasó al PP, así como algún diputado autonómico. Ciudadanos puede presentar otras mociones de censura con el PSOE en ayuntamientos presididos por el PP, pero el daño que causara al partido de Casado iría acompañado del descrédito propio. Dentro de los errores que cometió Arrimadas está el no haber valorado que la opinión pública rechazaría la operación de Murcia porque no se puede estar gobernando y, a la vez, participar en una conjura contra el gobierno.

En Asturias, Nacho Cuesta, coordinador regional de Ciudadanos, acusó a Mallada de maniobrar para captar dirigentes de su grupo; la presidenta del PP achacó las acusaciones al nerviosismo de Cuesta por el futuro de su partido. Según Mallada, Cuesta “se ha decantado clarísimamente porque su adversario político sea el PP”. Lo cierto es que Cuesta y Canteli, vicealcalde y alcalde de Oviedo, respectivamente, han comparecido juntos en público para asegurar que el pacto del centroderecha se mantendrá hasta el final del mandato en la capital. No parece que vaya a haber operaciones extrañas en el Ayuntamiento de Oviedo, institución asturiana donde acumulan mayor poder el PP y Ciudadanos.

La pelea entre los dos partidos es inevitable, pero con el paso de los días irá remitiendo. La campaña del PP anunciando “puertas abiertas” para la militancia del partido naranja y las llamadas a la casa común –estrategia de Casado- no aportan nada nuevo. Me explico. Imagino que en cualquier época la cúpula del PP hubiera estado encantada, por ejemplo, con que Hervías se afiliara a su partido. Supongo que las puertas estuvieron siempre abiertas para militantes del centro-derecha. La casa común no se construye repartiendo carnés, sino captando al electorado de Ciudadanos y de Vox. Lo mismo sucedió en la izquierda. Recuerdo cuando Almunia daba la matraca con la casa común de la izquierda en tiempo de Anguita. Ese edificio quedó por construir. Ciudadanos, electoralmente, se desangra. El 4 de mayo se va a constatar en Madrid ante el arrollador empuje de Ayuso. Ahora bien, también se desangró en Cataluña (pasó de 36 diputados a 6), y, sin embargo, el beneficio fue para el PSOE y Vox. En  Asturias y en otras regiones está por ver quién se hará con los votos del partido naranja.