El sorprendente curso de la política española alcanza su clímax con el abandono de Pablo Iglesias del Gobierno para encabezar la candidatura de Unidas Podemos en las elecciones autonómicas de Madrid. Iglesias deja la Vicepresidencia para competir por una presidencia autonómica que es algo tan inesperado como abandonar la dacha de Galapagar para refugiarse en el viejo piso de 60 metros cuadrados de Vallecas. El jefe del partido morado ha aprovechado la convocatoria anticipada de comicios para evitar que la culpa del castigo electoral al que está abocado Unidas Podemos en las próximas elecciones generales recayera en su persona. La tendencia en las encuestas anticipa el varapalo e Iglesias encontró la disculpa perfecta para quitarse del medio: “me presento (en Madrid) para parar la derecha criminal”. Hace unos años, ya vimos en Asturias cómo un hiperlíder, también fundador de partido, esquivaba las urnas promocionando a una mujer para que diera la cara en la noche de la derrota.

Iglesias pretende cambiar de vehículo, deshaciéndose de la carcasa morada, para presentarse al frente de “una candidatura única de la izquierda en Madrid”. Renovarse o morir. Su entrada en la lucha electoral tendrá influencia en la campaña y en los resultados del 4 de mayo. Aumentará la polarización de la campaña, un arma que favorece a Iglesias frente al anodino Gabilondo, y también beneficia a Ayuso al reforzar el voto útil de la derecha. Ciudadanos quedará fuera de combate y Errejón tendrá que hilar fino para que Más Madrid no quede diluido en el nuevo Caballo de Troya de Iglesias. Vox verá frenada su constante ascensión. El antagonismo entre Ayuso -que ya nos advirtió que Madrid no es Caracas- e Iglesias marcará la política española en las próximas semanas. Quién gobierne será mucho más que un presidente autonómico.

El descabalgamiento de Iglesias del Gobierno tendrá influencia dentro del mismo. La sustituta, Yolanda Díaz, elegida por el dedo de Pablo, desplegará más política convencional y habrá menos golpes de efecto. Pedro Sánchez podrá conciliar el sueño. Sin embargo, de cara a las elecciones generales (circula por ahí la especie de que se adelantarán a octubre) Yolanda Díaz, nominada por Iglesias candidata a presidente, es una rival más peligrosa  si hacemos caso a las encuestas. Pero sobre todo el Gobierno gana al desaparecer la humillante figura de la ministra consorte, inspirada en la pareja arquetípica, Domingo Perón y Evita. Por fin Irene baila sola.