El Tribunal Constitucional ha rechazado un recurso interpuesto por Vox contra la reforma del reglamento de la Junta General del Principado. Hasta que se introdujo la reforma la situación era absurda: los diputados podían expresarse en bable, pero los consejeros del Principado o cualquier otra persona que compareciera en la Junta, sólo podía hacerlo en castellano.
El asunto puede verse como anecdótico, pero en este mandato nada que tenga que ver con la llingua carece de importancia porque por primera vez en la etapa autonómica hay una mayoría parlamentaria favorable a la cooficialidad. Hasta el último congreso de la FSA los socialistas estaban en contra de convertir al bable en lengua oficial de la región. Los presidentes del Principado, Areces y Javier Fernández, se manifestaron con rotundidad en contra el biligüismo oficial. Podemos e IU quieren reformar ya el Estatuto de Autonomía, como paso previo a la aprobación de la cooficialidad en la Junta General del Principado. Adrián Barbón pretende que el paso se dé con consenso.
Un sector de la sociedad ansía desde hace décadas que la llingua sea lengua oficial del Principado y quieren aprovechar la oportunidad que se presenta con el cambio de postura de los socialistas. Otros muchos no quieren ni oír hablar de bilingüismo, a no ser que se refiera al inglés. A ello hay que añadir que Asturias es la única región en que la izquierda pide la cooficialidad y la derecha la rechaza. La excepción es Foro, pero se trata de un partido mutante. Feijóo, Urkullu o Borràs son de derechas y apoyan la oficialidad de las llamadas lenguas propias. En Asturias de 19 diputados de derechas, sólo uno está a favor. Si no se quiere dividir a la sociedad, cualquier cambio en el statu quo lingüístico tiene que venir precedido por un amplio acuerdo. Si se va a tomar una decisión con inmediatez el camino es poner las urnas y votamos todos.