La homilía del arzobispo en la misa del Domingo de Ramos le ha sentado muy mal a la izquierda asturiana, mientras la derecha cerraba filas con el prelado. Sanz Montes dijo que los cierres de la hostelería tenían trasfondo político. Considera que algunas medidas responden a estrategias políticas. Se preguntó sobre si el objetivo de las iniciativas gubernamentales no era dejar un escenario nuevo tras la pandemia. La izquierda –PSOE, Podemos, IU- critica al arzobispo por hablar de cosas que no son de su competencia, por carecer de conocimientos sanitarios, y por dar opiniones sobre cuestiones técnicas que corresponden a los epidemiólogos. ¿Quién tiene razón?
En la mayoría de los países, curas, obispos y cardenales realizan críticas a los gobiernos sobre asuntos que no tienen que ver estrictamente con el dogma y la moral católica. Es un práctica asentada, que deploran los políticos criticados y festejan sus rivales. Hace treinta años en España había una gran corriente de simpatía hacia los llamados teólogos de la liberación, mientras que distintos gobiernos latinoamericanos los perseguían y, a veces, asesinaban. En una sociedad democrática todo el mundo puede opinar sobre el Gobierno, sin necesidad de estar respaldado por estudios académicos en la materia. Los primeros en hablar sobre lo que ignoran son los políticos profesionales. Los cierres de la hostelería no responden a motivaciones ideológicas. Son medidas controvertidas, por supuesto, pero las toman gobiernos de izquierda y de derecha en distintos países de Europa. Macron cerró la hostelería en Francia desde finales de octubre hasta febrero. Si el prelado quería traer a colación la ideología debería haber puesto otro ejemplo. Fuera de Asturias hubo un caso clamoroso, cuando Sánchez e Illa forzaron medidas excepcionales en la comunidad de Madrid, durante la segunda ola, a partir de un baremo de medidas confeccionado para penalizar al territorio de Ayuso y exonerar a otros como Navarra.
Frente a lo que dice la izquierda los cierres no los deciden los epidemiólogos. Otra cosa es que a los gobiernos les resulte muy útil cargar la responsabilidad sobre ellos para minimizar el coste político que conlleva dejar a empresarios y trabajadores sin ingresos. Sanz Montes dice que hay un confinamiento de la libertad de expresión. Sobre ese asunto la prueba del algodón se realizará el 9 de mayo. Si el Gobierno prolonga el estado de alarma es que Sánchez está cómodo jugando en esa cancha.